Image: El cojo y el loco

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Novela

El cojo y el loco

Jaime Bayly

19 marzo, 2010 01:00

Jaime Bayly. Foto: Mariana Bazo

Alfaguara. Madrid, 2010. 152 páginas, 17 euros


Jaime Bayly (Lima, 1965) es uno de esos escritores que han acompañado sus méritos literarios de la necesidad de hacerse visibles mediante la construcción de un personaje público. Al suyo siempre se le asocia la etiqueta de niño terrible, transgresor, intempestivo. Y lo cierto es que, también esta vez, en El cojo y el loco le anima esa "voluntad narrativa de no esquivar casi nada" que en su día puso de relieve Bolaño al referirse a la escritura de Bayly. El libro cuenta la historia de dos personajes de buena familia de la sociedad limeña que desde niños sufren la exclusión de su ambiente familiar a causa de sus problemas físicos.

El cojo, hijo de un irlandés que hizo fortuna vendiendo neumáticos y automóviles, nació sano y fuerte pero contrajo una osteomielitis a los ocho años que le acortó una de las piernas, lo que hará que, entre otras cosas, lo monten en un barco camino de un internado en Inglaterra. El loco, también hijo de la buena sociedad, más que loco vino al mundo feo, peludo y tartamudo. Bayly desgrana sus dos historias de humillaciones, odios y venganza por separado, aunque ambas se encuentran en el meridiano exacto de esta novela, justo en la página 73. Tratándose de Bayly, lo que en los inicios del relato parece una novela picaresca contemporánea, va cobrando progresivamente el aire de una fábula moral bastante inmoral, una narración contundente y sin fisuras que consigue mantenernos en suspenso, de infamia en infamia, al mismo paso en que ambos apestados van apestando la tierra. Al autor peruano no le van los eufemismos ni los sinónimos que rebajen la crudeza de las cosas, de ahí que esta novela corta no sea para oídos y ojos delicados, pues no es otra cosa que un retrato-caricatura salvaje, contado con un vocabulario no menos salvaje, de dos personajes despreciables. Definitivamente, Bayly es un maestro de la provocación que, a diferencia de otros abanderados de esta corriente, sabe escribir y sacarle todo el partido a los giros del lenguaje. Las peripecias del cojo y el loco nos hacen espantarnos, asquearnos, rebelarnos ante el infortunio, pero además, gracias al talento entre cínico y naif de Bayly, reír. Porque incluso en narraciones tan amargas, este escritor se redime y nos redime a través de su buena prosa y su no menos afinado sentido del humor.