Novela

La casa de los amores imposibles

Cristina López Barrio

17 septiembre, 2010 02:00

Plaza & Janés, 2010. 476 pp, 19'95 e.


Si esta novela fuera una receta, sería uno de esos modernos platos en que los sabores de aquí y de allá se conjugan para inventar algo que parece distinto sin serlo. Sería frutal, especiado, fuerte. Pero todo iría rehogado con ajo, un buen chorro de vino tinto y requeriría un comensal dispuesto a aceptar que nada cambia pero todo evoluciona.

A esta primera novela de Cristina López Barrios (Madrid, 1970), como a la receta que acabo de describir, se le adivinan al menos dos herencias claras. La tragedia griega, pasada por el cedazo de Lorca, y la latinoamericana más emparentada con el Macondo de García Márquez. No parece, a priori, mala mezcla para quien busque emociones fuertes.

La historia arranca en un rincón de la vieja Castilla donde viven las mujeres Laguna, malditas por un viejo sortilegio que las condena a sufrir por amor. Una tras otra -Clara, Manuela, Olvido...- aman a algún hombre que las abandona tras dejarlas embarazadas y paren una niña que repetirá la historia. Algunas combaten la desgracia entregándose a la hechicería, la prostitución y alguna al estudio. Los distintos eslabones de esta cadena familiar los leerán los más duchos como homenajes literarios: La Celestina late en Clara y la Cándida Eréndira podría adaptarse bien al burdel de Manuela... mientras lo mágico las hilvana a todas. Hasta que una de ellas pare un varón.

Una prosa exuberante, a veces algo forzada, subraya el dramatismo de la historia. La autora narra con buen pulso y el texto a ratos encandila pero la receta no acaba de funcionar. Hay más ambición que acierto. El homenaje a los ancestros que suele ser toda primera novela ya está rendido. Ahora, la autora debe buscar su propio modo de hacer las cosas.