Image: Posar desnuda en la Habana

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Novela

Posar desnuda en la Habana

wendy guerra

11 noviembre, 2011 01:00

Wendy Guerra

Alfaguara. 202 pp., 18'50 e.

La poeta y novelista Wendy Guerra ( La Habana, 1970), que obtuvo en 2006 el premio Bruguera por su novela Todos se van, se ha sentido atraída en esta ocasión por la figura de Anaïs Nin (París, 1914- Los Ángeles, 1977). Fueron sus Diarios, iniciados a los once años, y que comenzaron a publicarse en los 60, los que le procuraron el mayor prestigio, aunque ya en 1936 había novelado en The House of Incest sobre experiencias más o menos autobiográficas, a la que siguieron varias novelas, hasta la póstuma Delta of Venus (1977).

Los diarios y la estancia en Cuba de Anais en su niñez y juventud llevaron a Wendy Guerra a novelar su paso por La Habana entre 1921 y 1923 siguiendo la fórmula del diario y el epistolario. Anais fue hija del compositor cubano Joaquín Nin, aunque lo más apasionante de su existencia se desarrolló en los años 30 en París, donde convivió con Henry Miller, Artaud, o L. Durrell. Para documentarse, Guerra recibió una beca del Department of Special Collections (UCLA), donde se encuentran los manuscritos. En las últimas páginas revela las entrevistas mantenidas, incluso con Rupert Pole, su último marido, y los documentos consultados en Cuba, donde descubrió el acta de matrimonio con el estadounidense Hugo Guiler, y recorrió los lugares que Nin menciona, hoy transformados o desaparecidos, recuperando el pasado de La Habana. Se trata, pues, de la recreación de una parte poco conocida de la vida de Nin. Resume la autora aquella personalidad con un interrogante que es, tal vez, la clave del libro: "¿Anaïs fue bígama, incestuosa, mitómana, adúltera, creativa, talentosa, ninfómana, bisexual?".

Posiblemente fue todo esto y Wendy Guerra lo comprime en su estancia habanera, cuando llegó, a los 19 años, tutelada por sus tías (su madre, con dificultades económicas, permaneció con sus hermanos en París). La tía Antolina, llamada La Generala porque era viuda de general, cuidó de ella. Su padre había abandonado la familia y este desamparo convierte a Anaïs en un ser extraño que tiende a la introspección, aunque elige la alegría de vivir descubriendo La Habana. El plan que le proponen las tías es casarse con un hombre rico, aunque ella desea "casarme con Hugo", mientras la familia de éste se opone porque Anaïs es pobre, católica y latina. Será la tía Antolina la que dé la vuelta a una situación en la que Anaïs escribe cartas desoladas a su prometido.

El mejor hallazgo de esta reconstrucción imaginaria es el ambiente familiar,las formas de vida y la inmersión cubana de una joven a la que atraen nuevas sensaciones: su experiencia sexual con Julián; la reconstrucción de la virginidad; los preparativos del matrimonio, el conocimiento de Flor, con la que descubrirá una nueva sensualidad... Pero la familia la considera excéntrica y algunos, en la cena prematrimonial, se escandalizan cuando se desnuda y posa para pintores o amigos. Fue su profesión en París y ésta será la escena que da título al libro.

El matrimonio con Hugo (su sostén económico toda su vida) la defrauda pronto. El rastro de Anaïs se prolonga hasta París en unas pocas páginas, en el reencuentro con el padre, "el rey Sol", y amante. Anaïs se casó en 1955 con Rupert Pole, un actor con el quevivió treinta años, manteniendo a la vez su anterior matrimonio con Hugo. El personaje y sus avatares le han permitido a Wendy Guerra expresar una devoción por Cuba que atribuye a Anaïs Nin. Las páginas sobre la investigación de su amplia familia son excelentes.