Ese vago resplandor
Emma Cohen
10 febrero, 2012 01:00El planteamiento narrativo alterna dos discursos: uno en tercera persona, que narra los acontecimientos de la actualidad, donde intervienen algunos pintorescos personajes, entre ellos el periodista norteamericano empeñado en realizar un reportaje sobre Julia, y otro, en distinto tipo de letra, que recoge las reflexiones de la protagonista y los recuerdos que va anotando. Aquí es donde se encuentran los pasajes más intensos de la novela. La evocación de la infancia y las sensaciones conservadas de la casona familiar, donde "las vigas retornan a su cuchicheo, los nudos de sus maderas susurran secretos" (p. 62) poseen el encanto de lo intensamente vivido, y lo mismo cabe decir de alguna otra evocación, como la historia desdichada de Ari (pp. 341-343), que revela posibilidades desperdiciadas en el resto de la novela. En el relato de la historia "externa" sobran informaciones superfluas, juegos gráficos y reiteraciones que hacen farragosas muchas páginas, llenas, además, de expresiones difusas. El discurso invertebrado y el lenguaje inapropiado dañan gravemente la obra, que contiene, desperdigados, abundantes elementos novelescos sin llegar a ser una novela debidamente articulada. Junto a estas graves carencias, poco sentido tiene señalar deslices idiomáticos, del tipo de "a través mío" (p. 154), porque las insuficiencias de la obra residen en su caprichoso desorden constructivo.