El decálogo del caminante
Manuel Pimentel
19 octubre, 2012 02:00Esta es la tesis que convierte en materia de su último libro; y a pesar de que todo el universo narrativo se somete a ella, lo que conduce a simplificar la complejidad del proceso narrativo y a excesivas concesiones al discurso que explicita cada una de los diez enseñanzas sobre las que asciende la experiencia vital del "héroe novelesco", erigido en ejemplar personaje de la aventura iniciática que representa su despegue vital, recomendamos leerla como lo que en realidad es: una fábula moral con final feliz. Y en ese sentido es amable, optimista, y grata. Su argumento se sostiene en el testimonio de Stefan (el "caminante"): hoy un hombre de 55 años, satisfecho del éxito social y el triunfo profesional, no tanto de su vida emocional, lo que le empuja a relatar el episodio vivido 25 años atrás, cuando era un joven redactor, sin trabajo y sin horizonte, y tropezó con una red de misteriosas circunstancias en torno a una mujer mayor, "Sara Elly". Con motivo de tan inusual encuentro, pues ella tenía entonces 70 años y se ofreció a aleccionarle en la "sabiduría del caminante", él fue trasladando sus lecciones a un cuaderno que acabó por convertir en su bitácora y fue marcando el rumbo de un innovador proyecto profesional. En el proceso, Stefan se fue involucrado en su aventura personal, conocerse y aceptar su mundo, elegir una ruta, vivir y luchar por ella. Pimentel se erige en observador reflexivo que determina y dictamina, con su decálogo, los sumandos necesarios para ganarle la partida al "nuevo mundo" y hallar, así, la "tangente de la felicidad".