Novela

Me llamo Lucas y no soy un perro

Fernando Delgado

11 octubre, 2013 02:00

Planeta. Barcelona, 2013. 199 páginas, 22 euros

El historial narrativo de Fernando Delgado no necesita presentación, aunque a este libro sí le conviene un inciso que sirva de preámbulo: no es una gran historia, proporciona una lectura ligera, fácil y amena a todo tipo de lectores, y está dedicada de manera especial, a quienes sienten pasión por los perros. ¿Qué ofrece? Un relato sencillo que privilegia, sobre la acción narrativa, la intención de brindar un homenaje al fiel compañero que ha hecho del hombre su dios (al decir de P. Valery) y lanzar una severa crítica a los humanos que abusan de su condición. La técnica narrativa hereda el modo cervantino, en el sentido de que es la voz del protagonista, Lucas (como Cipión y Berganza en El coloquio de los perros), un labrador nacido en Granollers, la que relata su experiencia entre humanos, y es obligado reconocer que de su mirada crítica estos no salen muy bien parados.

Su peripecia vital se estructura en tres partes: primero el relato de su vida con la familia que le recogió en el criadero, época en la que, a juzgar por cómo vivían los niños, aprendió que no hay deseo que más valga que el de ser un niño, no un perro al que no todos tratan como uno más. Después su vida dio un giro inesperado tras la experiencia del abandono en una gasolinera. Comenzó el deambular, el miedo, sus pesadillas y el consuelo de soñar con vivencias anteriores. Ahí se impuso su destino: la "maldición de ser perro". Por último, narra el regreso a su antigua casa, al cabo de los años, cuando ya nada es como era. Su historia sirve de parábola amable, transparente en sus intenciones: radiografiar a los humanos desde la perspectiva de un perro y considerar el trato que merecen, y no siempre reciben.