Uno de los relatos de este volumen empieza con un hombre que mira por la ventana en busca de lo que suele haber tras las ventanas (ausencias, deudas y rutinas), y lo que ve es a una mujer que cada día llora a la misma hora... En el mismo cuento el lector, que, a su vez, mira a este personaje, entra en disputa con él y le practica "la llave del sueño", útil para inmovilizar a un personaje cuando eres lector y decides no seguir leyendo... Y mientras, se desencadena el final del cuento, que, como es habitual en la nada convencional poética narrativa de Pàmies, ni acaba ni muestra resolución alguna, sólo lo anima un único ruido de fondo: la respiración del autor. Esa "respiración" es la que impulsa los 26 relatos que dan forma al conjunto, sagaces, cáusticos, irónicos, tímidamente tiernos, reflexivos; sobre la ausencia de los padres (ya muertos), sobre el tiempo, la memoria heredada, el amor, "...y la lluvia". Pero no es más que uno de los buenos momentos que el libro ofrece.
Junto a él otros, como el desafío contenido en El tiempo, o Todo el mundo lo hace, o la genealogía familiar relatada en el El nicho... Y es que cuando son ya cuatro los libros de cuentos publicados -El último libro de Sergi Pàmies, Si te comes un limón sin hacer muecas, La bicicleta estática y Canciones de amor y lluvia-; cuando cada uno corrobora a un narrador inclasificable, que escoja la primera persona o la tercera, no puede evitar hablar de sí mismo, de su propia concepción del mundo y la creación, que es lo que singulariza al escritor que es Sergi Pàmies; cuando el acierto está en haber encontrado asilo para su mejor tono en este formato, desde el que vocea su visión de la realidad con una prosa culta y sin efectismos, ... a lo que aspiramos, conocedores de ese estilo aplaudido por muchos, es a disfrutar de buenos momentos. Y ese ofrecimiento, con la "respiración" de Pàmies, está garantizado.