Image: La peluca de Franklin

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Novela

La peluca de Franklin

María José Codes

27 marzo, 2015 01:00

María José Codes

Menoscuarto. Palencia, 2015. 300 páginas, 17'50 €.

Con La peluca de Franklin crece y se ensancha la trayectoria narrativa de Maria José Codes (le preceden Control remoto y La azotea). Se trata de un ejercicio literario en toda regla, con riesgo, compromiso y apuesta estilística. Un reto exigente que amplía el territorio de su creación con sugerencias como la de convertir el motivo que llevó a Benjamín Franklin a lanzar su famosa peluca al océano, (en 1776, cuando perseguía la ayuda de España y Francia para las colonias rebeldes americanas), en el eficaz dispositivo de una novela concebida dentro de otra, en la que, en cierto modo, alternan historia e intriga, aunque, en rigor, con escasas intenciones de aproximarse a la verdad histórica, al menos en lo que al gesto se refiere.

Lo sorprendente es la elección de la travesía del Repisal para recrear lo sucedido entre Franklin, una enigmática joven que viaja bajo su tutela, la nutrida tripulación del bergantín y Jaime Gardoqui, el joven a quien el conde de Aranda encomendó el seguimiento personal de Franklin sin imaginar que el objetivo de su espionaje le encomendaría, a su vez, componer sus memorias, y que, husmeando en su correspondencia privada descubriría la relación que le une a esa joven reivindicativa y con ideas propias, y a su madre, una predicadora cuáquera de Nueva Jersey, y provocaría la reacción contenida en el señalado gesto.

Pero más allá de estos trajines argumentales, de intrigas, amoríos secretos, espionajes y mujeres valientes que perseguían el voto femenino para la historia, está la novela que, desde el presente lo asimila todo, incluida la autoría de este relato ambientado en el pasado. Se trata de la historia de Vilán, un peculiar joven a quien las circunstancias familiares y vitales han ido reduciendo al asilamiento en un mundo inmóvil hasta el delirio. La épica de su vida se reduce a observar por un telescopio a una vecina con la que fantasea, hasta convertirla en el eje de su vida, y responder al ofrecimiento de construir un relato en torno a un antepasado suyo sobre el que va descubriendo casualidades y coincidencias aparentemente fortuitas. Un día, un extraño incidente retira a la vecina de su encuadre. Sin recursos para reaccionar, su vida queda, en cierto modo, desmantelada. Quizá de ahí arranque el gesto que le anime a cambiar de posición frente a ella.

Porque esta novela, que tarda en trenzar sus sentidos, porque está llena de propuestas sugerentes, habla de eso: de hombres y mujeres, de acciones comprometidas, en el pasado y en el presente, de voyeurismo, de gestos que se repiten aunque cambie la posición y el encuadre... ¡No era fácil! Pero sortea bien los riesgos esta autora de incuestionable personalidad.