Seven
Santiago Elordi
25 noviembre, 2016 01:00Santiago Elordi. Foto: Archivo del autor
Conmueve leer la última creación de Santiago Elordi (Santiago de Chile, 1960), una obra empapada de la calma de otro tiempo que va contagiando en el lector una quietud extraña a esta realidad vertiginosa en la que estamos inmersos.Seven contiene varias historias, aunque en realidad es una sola contada desde varios puntos de vista. Con una primera parte focalizada en el viejo MacGregor, asistimos sorprendidos a la historia de un hombre desacreditado en la sociedad moderna. Machista, borracho, maleducado y arrogante, son algunos de los adjetivos que encajan con su descripción. Además, se hace acompañar de Seven, una joven frágil y aniñada a la que posee sin contemplaciones -a veces de forma violenta- mientas ella encaja su carácter y sus embestidas con sumisión oriental.
Aunque lo peor es que MacGregor se la compró a un campesino en una aldea de Camboya. Al principio, el viejo y la (casi) niña se mueven por Stratford Town, el barrio inglés de Shanghái, y la descripción del ambiente recuerda a Lost in Translation en el deambular nocturno y en la melancolía que transmite la pareja desigual. El mundo, esclavo del dinero y de la tecnología, dista mucho de estar bien hecho y, por momentos, Shanghái se parece a la megalópolis de Blade Runner.
Cuando las certezas de MacGregor se desvanecen y su universo se derrumba, la novela da un vuelco. Por medio de una carta, Seven cuenta los hechos desde su perspectiva y la historia se convierte en otra. En su relato, la muchacha habla de una niña que deseaba huir de la miseria y de una joven libre y fuerte, aunque lo más estremecedor es descubrir a una mujer que ama apasionadamente -a pesar de la brutalidad- y que no rehúye las contradicciones de una relación compleja porque, como ella misma dice, "también se ama lo que parece adverso". La carta, sobrecogedora, está llena de emotividad y revela un amor, real y un poco absurdo, más allá de la muerte.
Seven es una novela en la que se refleja el mundo actual, cibernético, materialista y de espaldas al individuo (excelente, por crítica, la escena del desposorio) y que muestra, con emoción y por contraste, las incoherencias y las paradojas de los sentimientos humanos. Lo hace, además, de forma apacible, como si pretendiera dar orden a lo que en realidad está desordenado. Es una pena que algunas faltas y errores afeen un poco la edición del libro.