En Córdoba hay tantos poetas jóvenes como naranjos. Algunos nombres que ya destacan: Pablo García Casado, Juan Antonio Bernier, Elena Medel... Junto a ellos, otros se van haciendo con una meritoria bibliografía. Es el caso de Rafael Antúnez, que publica ahora su tercer libro de poemas, accésit del premio Adonais 2001: un pequeño tratado de cosmogonía cuyos referentes son la Tierra, el Aire, el Agua y el Fuego. Cosmogonía sentimental, podríamos decir. Antúnez es de esa clase de poetas que se dejan llevar por el torrente de las palabras, lo que unas veces lleva a la palabrería y otras a la genialidad. Antúnez no suele tener el primer defecto pero tampoco puede decirse que haya llegado a lo segundo. De momento, lo suyo es un equilibrio que promete.