Poesía

Materia

Ignacio Elguero

19 abril, 2007 02:00

En la imagen, el autor, Ignacio Elguero, con el premio Nobel Gao Xingjiang

Premio Claudio Rodríguez. Hiperión, 2007. 80 págs, 7 e.

Lo que en el título se invoca, y hay que tomar por lo que provoca los poemas, es la materia, pero la materia todavía no es las cosas, el mundo que se percibe, sino que aquélla ha de cumplir la exigencia de conformarse en éstas, por lo que a la materia le corresponde la forma. De manera análoga, la escritura, según se lee en el poema de cierre, de carácter programático: "Hay signos, símbolos, palabras: / si digo espada o fe / nombro parte del mundo. / Así la forma es el sistema, / el límite, el disfraz / que impone la grafía". Sucede, pues, que las cosas en las que se informa la materia son también el difraz, aquello por medio de lo cual se hacen presentes y que, al tiempo, ejerce un trabajo de ocultación o disimulo.

Más allá de esto, las cosas se unifican en la materia o, para decirlo con expresión baudelairiana, se corresponden. Y es por esa intimidad de lo empírico por lo que en "Materia II" se puede decir: "Observo un árbol frente a mí / un cuerpo hermoso. / Y digo hermoso / porque es presencia, es dulce, / es un árbol, un fruto"; y también "Sobre el cuerpo desnudo / canta un pájaro" . Es decir, ¿se habla de un árbol o de un cuerpo? Tal pregunta parece irrelevante en la poética de este libro: lo uno y lo otro son materia.

Por otro lado, las cosas en sí mismas están pidiendo el ser algo más, manifestar su utilidad para el humano o la vida, pues "Materia" hace saber que "Si solo es lo que muestra / la piedra cuando miras, / entonces debe ser que ya no estamos". Y es ese estar-estar presente, estar vivo- lo que otorga algún sentido a las cosas y a la materia misma. Un estar que es sobre todo una mirada por cuanto "este mundo es visión", además de que la luz, esa casi inmaterialidad, es esencia.

Como se ve, en Materia, Ignacio Elguero (Madrid, 1964), que ha publicado ya dos interesantes libros de poemas y es codirector de ese programa radiofónico milagroso que es La estación azul, ha inscrito todo un ideario que sostiene lo que pudiera tomarse por una dicción irracional y que no lo es. No debería, sin embargo, dar la impresión de que lo filosófico no deja lugar al modo de conocimiento -y a temas, lenguaje, etc.- que a un libro de poesía le es propio. Todo lo contrario. Porque en los textos de Materia hay un contacto con la realidad y con la emoción que ésta suscita, hay incluso un apasionamiento por la existencia, por un tú que da razón a todo, pues "tú lo eres todo". Así, aunque "todo es perecedero", no hay duda de que estos poemas merecen su salvación.