Manchas ciegas
Fernando Gómez Aguilera
8 noviembre, 2007 01:00Fernando Gómez Aguilera
Signos indescifrables" aparecen significativamente en los dos poemas liminares que sirven de marco a este cuadro pintado a base de manchas ciegas donde "el idiota ["¡el idiota luminoso!"] escribió la historia que cabe en la grieta de la pared". Porque "Deben cesar los ojos" para mirar y "Estar mirando [para] no ver nada" y es necesario ser ciego para desear porque "Así es la luz: incierta" y más que alumbrar nos ciega.Paradójica negación continuada (nada, nunca, nadie, como palabras clave) puebla el libro de su "cálida nada", "tierna nada carnal". Metafísica de la carne: canto a los animales domésticos, a un dios mortal, al cuerpo de la amada: "Tienen otro aliento las cosas ínfimas y anuncian el milagro humilde del alma en la materia". Disolución del yo en el nosotros en el latido de un vientre de mujer hasta hacerse en el amor nadie, nada, escritura de bellas "páginas de la mujer nunca", en cuyo rostro no sólo encontrará la paz, sino también aquellos signos indescifrables: "Nada/ del cuerpo en paz, la casa/ en su piel …] la sartén menuda, el barro, el hogar". Canto jubiloso a las cosas menores, lo callado, lo simple, lo ínfimo, lo humilde: "Hay una inscripción en el aire: / que entre en ti todo lo pequeño", "Ser tan poco y apenas", "Vivir lleno de poco", como fórmula magistral para escribir un gran libro, a Fernando Gómez Aguilera (San Felices de Balna, Cantabria, 1962 -aunque casi canario) le bastan "dos o tres palabras a lomos de hormigas" para escribir su quinto y mejor poemario.