Poesía

Tras la luz poniente

Juan Manuel González

22 mayo, 2008 02:00

XVII premio Gil de Biedma. Visor, 2008. 68 páginas, 8 euros

Prolongando una ya amplia obra narrativa y poética, este nuevo libro de Juan Manuel González (Madrid, 1954) se organiza como estampas y meditaciones de un viaje a Portugal, siendo los poemas inicial y final propiamente los del viaje desde Castilla. Este planteamiento activa ya la tópica metáfora de la vida como viaje, pero está además el que en la mayor parte de los textos el espacio son escenarios portugueses, otro país, que, sin embargo, no es sentido como ajeno, sino vivido plenamente por el sujeto poético. El personaje itinerante de estos poemas deja constancia de los lugares que recorre y lo hace con un lenguaje que no cesa de nombrar lo que se le ofrece a la vista, de manera que el paisaje acaba teniendo un lugar importante en el discurso. Los accidentes geográficos, los árboles, las flores, sus colores, sus aromas, etc., dan un tinte de sensualidad, de disfrute de lo que se dona a cada momento, a todo el libro. O, si, por ejemplo, el lugar es el mercado del Cais do Sodre, no dejan de consignarse los restos de frutas que cubren el suelo. Así pues, sí, el escenario cobra su importancia, pero el interés de estos poemas no acaba ahí. En todos ellos hay también lugar para la meditación. Se rememora el niño que se fue y el paraíso, ya arrebatado, de la niñez, o se entretiene el discurso, allí donde hubo una batalla, en nombrar generales y batallones, etc., y se deja noticia de la destrucción y la muerte. El pasado se manifiesta en el presente, auque se trate de "carretas y coches de caballos que no existen": la palabra les concede el ser. Como se dice, citando a Edward Thomas, "el pasado es la única cosa muerta que huele a dulce". El de la historia y el propio de los individuos. En cualquier caso, no debería dejarse el lector perder por la multitud de elementos que se nombran, en este libro hay también pensamiento.