Image: Llenar tu nombre

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Poesía

Llenar tu nombre

Ana Rossetti

4 diciembre, 2008 01:00

Ana Rossetti. Foto: Ballesteros

Bartleby. Madrid, 2008. 64 páginas, 9 euros

De la poesía suele decirse que es profunda, intimista, rebelde, emotiva, densa, introspectiva, intensa, reflexiva, lúdica. Pero, para definir la de Ana Rossetti, necesitamos un adjetivo atípico: sexy. Pensamos en "Chico Wrangler". Pensamos en "Calvin Klein, Underdrawers". Pero también pensamos en Llenar tu nombre. Lo cual es raro, tratándose como se trata de una colección de poemas sobre la poesía misma. Pese a lo escasamente sensual del tema, vean ustedes cómo la maga Rossetti extrae exuberancia de la piedra poética: "Las lenguas son telares, entramados / que crean la estructura de las letras, / la estructura del pájaro y del bosque, / del volcán y la fruta, del glaciar y el desierto: / la estructura del mundo. / Se pronuncia, se concibe, se crea el mundo. / Se configura tu reino inextinguible, / el cielo de tu siempre nueva aurora, / la vibración que mide tu potencia, / y hace de lo narrado por los atlas / territorio existente, perceptible y concreto". Se llama "El concepto", y es extrañeza en estado puro.

Nadie como Rossetti para forjar imágenes de relámpago ("la sangre fresca de las rosas"). Nadie como la gaditana para versificar el erotismo del éxtasis místico ("Bendita sea tu pureza, / y eternamente sea vivificada / desde el sufrimiento del mundo, / desde la grandeza, desde el amor del mundo, / desde toda criatura y sus voces"). Nadie como ella para aparear el poema con su título en una cópula perfecta: "Al igual que la vida, / discurres en un germen invisible / y a través de los seres, eres interminable. / Ancestral hilandera de nuestro acontecer: / el cabo que conduce, / el sedal que fascina, / el hilo que sutura, / la hebra que define el cuadrante / del hilo boreal, / y puntea el perfil de la noche / y el ojal de la magia, / persistentes, surgen de tu rueca". Esto es "La palabra". Relean ahora el poema. Vean ustedes cómo encaja.

Y acúsennos de vivir en el pasado, que no nos defenderemos. La culpa, señores, es de Rossetti. Fueron las claras argucias de su primavera las que nos prendieron. Fue ella quien nos enseñó que la poesía o es anafórica en extremo y codiciosa en grado sumo o no es nada. Todo el amor arrollador de Devocionario, todas las victorias carnales de Indicios vehementes, casi treinta años de personalidad poética se repliegan sobre sí mismos. "Y en su pequeño orbe están codificadas la belleza y la fuerza suficientes / para merecer y soportar su semejanza con el Reino de los Cielos". Tratado teórico desde el corazón del huracán, Llenar tu nombre es ciento por ciento la Ana Rossetti que conocemos y amamos: pasión, poder, inteligencia. Diferente a todos. Idéntica a sí misma.