Image: Concierto del desorden. Poesía reunida (1981-2008)

Image: Concierto del desorden. Poesía reunida (1981-2008)

Poesía

Concierto del desorden. Poesía reunida (1981-2008)

Leopoldo Alas

6 noviembre, 2009 01:00

Leopoldo Alas. Foto: Archivo

Visor. Madrid, 2009. 280 páginas, 16 euros


Muy pronto murió Leopoldo Alas (Arnedo, La Rioja, 1962-Madrid, 2008) y dejó una obra extensa y diversa: poesía, novelas, textos dramáticos, incluidos dos para ópera, ensayos, múltiples colaboraciones en los medios de comunicación, fundó revistas y colecciones de libros, testimonios todos ellos de una personalidad llena de energía, de causas que defender, de simpatía de quien llevaba con desparpajo el ser sobrino-biznieto de "Clarín", lo que podía haber sido una carga abrumadora para un escritor. Apellido, por otra parte, que le permite ironizar, como en Desangelados, sin alass.

La presente edición reúne los cinco libros de poesía que publicó en vida y unos cuantos poemas más, la mayor parte inéditos, en edición de José Infante, quien ha escrito una introducción que ofrece útiles claves de lectura y enmarca este quehacer de escritura en el tiempo de la transición, la "movida" y las libertades, y que, pese a todo, Alas nombra en uno de sus poemas como "Este tiempo letal sin religiones, / este mundo infernal de banderas caídas". Desencanto -para decirlo con palabra tan marcada- que le lleva a huir "con otros de las catervas ciegas / que la Historia al caer nos ha traído". Quizá una de ellas sea la poesía de su entorno e Infante no deja de reseñar cómo la conferencia y luego ensayo publicado El gran momento de la versiprosa condicionó su situación entre los poetas coetáneos y con los que, pese a la controversia, comparte algunos presupuestos. Sin embargo, Alas achacaba, no falto de razones, "falta de sustancia" a los poetas de la experiencia -y es cierto que en los poemas de Alas la anécdota da paso a un algo más- y escribía, muy provocador, que "nunca una generación produjo más bazofia en menos tiempo".

De un modo general la escritura de Alas es clara, sencilla, cercana al habla coloquial y, de hecho, no son pocos los poemas en que la voz se dirige a un tú, un amigo, un amante y en ocasiones una figuración del yo que habla, entre la confidencia y la charla aparentemente casi intranscendente, en un modo de proximidad que resulta efectivo en la lectura al tener una tonalidad de confesión que tiñe de verdad a lo dicho.
Se repite por todo este conjunto una nostalgia de la infancia, de la felicidad de ser un niño "cuando todo era bueno", de haber perdido "los ojos que tuve, buenos", y poder "despertar sin heridas como en los viejos tiempos", pero irremediablemente el tiempo "que es un mísero contable" pasa y deja atrás, irrecuperable, lo que se vivió como paraíso. Y el sujeto toma conciencia de la vida con todos sus sinsabores y de la muerte y "ni el más tonto ignora que la vida / no tiene, en general, ni sombra de sentido". Muerte propia proyectada desde ya su primer libro y, más adelante, la muerte de otros, los próximos, recordatorios del final que espera. La redención vendrá de mano de la alegría del vivir y del amor: "Salvo el amor, después de la infancia, / todo es oscuro". Un amor que es el de la pasión, los cuerpos, pero también todo el universo hecho de palabras que lo rodea. Y la amistad, o "hermandad", como se lee en el poema que cierra su último libro, Concierto del desorden: "algún sentido tiene esta hermandad". La escritura de Alas dota de transcendencia a lo inmediato.