Poesía

Trenes de Europa

José Martínez Ros

24 septiembre, 2010 02:00

José Martínez Ros. Foto: Archivo

Fundación J. M. Lara, 2010. 196 pp., 12 e.


Tras La enfermedad, premio Adonais en 2004, y Un amanecer, el presente libro deja firmemente dicho que la escritura de José Martínez Ros (Cartagena, 1981) es poeta de verdad. Trenes de Europa, como señala oportunamente el prologuista, es "un viaje iniciático", pero ¿a dónde? Lo responde el primer poema: el tren lleva a "un país de ficción" y en el último verso se declara que "el decreto de exilio es a perpetuidad". El viaje, entonces, es a la poesía, al lenguaje, a un universo que nombra lo que hay y lo que no hay, a una dualidad a la que, una vez atisbada o vivida, ya no se puede renunciar. Se lee este efecto de doblez en, por ejemplo: "Ella está en este mundo y, al tiempo, fuera de él". Del mismo modo, las cosas, las palabras, se doblan y se presentan en cuanto tales y en figuración simbólica. De ahí proviene gran parte de la fuerza poética de estos poemas. Al igual que la voz de uno de los poemas dice a la mujer a la que habla: "Estás aquí: enseñándome/ lo que se hace visible fuera de las palabras". Todo ello apunta a una poética de raigambre simbolista, como lo es la musicalidad del discurso incluso en los poemas en prosa.

Este viaje es un recorrido hacia la belleza, ese discutido concepto, que encuentra una suerte de definición: "Pero la eternidad es un instante / en el que la belleza atraviesa tu pecho"; la palabra poética es, entonces, como quería Octavio Paz, la captación del instante, atrapar el tiempo que no es sino transcurso, fuga, y en esa ilusión está en juego todo. Un todo que el lector percibirá no es sólo la cuestión de lo poético, sino que Martínez Ros nos persuade de que también alcanza a su vida. No me cabe duda, aquí hay un poeta y este libro de los que deben leerse.