Image: La mano sobre el papel

Image: La mano sobre el papel

Poesía

La mano sobre el papel

Esperanza Ortega

28 enero, 2011 01:00

Esperanza Ortega. Foto Ical

Cálamo. Palencia, 2010. 152 páginas. 15 euros


Muy próxima a la antología que preparó Esperanza Ortega de la obra de Francisco Pino, y es todo un síntoma de los intereses literarios la dedicación a este poeta, aparece ahora este volumen antológico de su propia escritura en el que están presentes textos de los cinco libros ya publicados y en gran medida casi inaccesibles para el lector, y la novedad de un grupo de poemas escritos en estos últimos años. Además todo este conjunto está circunscrito por una poética inicial y, como epílogo, otro texto en prosa que vale por otra declaración de principios, los dos, por cierto, realmente muy esclarecedores.

Esperanza Ortega (Palencia, 1953) es, digámoslo ya, una poeta de ley que no deja indiferente. Editora y ensayista, es también autora de poemarios como Algún día (E. Portuguesas), Mudanza (Ave del Paraíso), Hilo solo (Visor), premio Gil de Biedma; Lo que va a ser de ti (Plaza & Janés) y Como si fuera una palabra (Lúmen) y aparece en las antologías Ellas tienen la palabra (Hiperión) y Las ínsulas extrañas (Círculo de Lectores/ Galaxia Gütenberg).

El punto de partida de la mayoría de sus poemas es una anécdota mínima y su modo de expresión es contenido, sin elevaciones de tono, de manera que el resultado, ya se trate de asuntos propios, ya de referidos a otros sujetos, es el de la creación de un ambiente de intimidad en el que el lector no puede sino entrar y entregarse. Se podría decir de su escritura que es de lo pequeño, como dicen estos versos: "la belleza […] toda ella cabe / en el cielo minúsculo / de tus manos vacías". Así, no son necesarios grandes escenarios, ni sucesos extraordinarios. Todo, hasta lo más cotidiano, puede ser materia para el poema, pues la cuestión estriba en la mirada, en un delicado modo de mirar al mundo y que, creo, tiene como clave la percepción del instante, de lo que ocurre en un instante, esa interrupción del transcurrir en la que parece que el tiempo de ha detenido: "al fin cerrado el círculo del mundo / en la hora desnuda/ sólo / eso / un segundo de luz y paraíso".

Dar cuenta de ello, a lo que la linealidad del lenguaje se opone o, al menos, pone resistencia, es aquí la fuente del sentimiento poético. No es independiente de esto el que la poética que abre este libro narre un milagro, un acontecimiento que quiebra lo esperable y deja, aunque pueda resultar a alguno expresión algo grandilocuente, el acontecer en suspenso. Dicho de otro modo, la palabra de Esperanza Ortega es una que, al decirse -y al leerse- permite vislumbrar el secreto que se oculta en todo y a cada momento, si bien ni lo desvela ni lo pretende. Por todo ello, estos poemas apuntan a una esencialidad del discurso -a lo que no es ajeno un léxico de la elevación-, en el que por otra parte nunca falta la emoción.

Entre los poemas nuevos, algo menos sintéticos en general, hay que destacar ""Poema de Amor y Nadie", donde se reescribe el génesis de un modo particularísimo, pleno de imaginación y gracia, y que es un texto excelente de significación plural. Con La mano sobre el papel Esperanza Ortega nos regala, más que una selección de su obra, un libro nuevo, poético de principio a fin y, con sus propias palabras, "digno de ser guardado por los ángeles".