Image: Un invierno propio

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Poesía

Un invierno propio

Luis García Montero

22 abril, 2011 02:00

Luis García Montero.

Visor. Madrid, 2011. 175 páginas, 20 euros


"Vente conmigo al frío del invierno", proponía un verso de Vista cansada (2008). Ahora Un invierno propio (Consideraciones) nos remite desde el título a la cita de Meléndez Valdés que encabezaba Habitaciones separadas (1994): "El invierno es el tiempo de la meditación" y plantea un renovado ejercicio de lucidez en estrecha relación con las convicciones poéticas expresadas por el autor en sus escritos teóricos recientes. "Lo importante es aprender de nuevo a hacerse preguntas", afirmaba en Los dueños del vacío (2006): en eso vienen a consistir las 38 "consideraciones" que abren en Un invierno propio una nueva etapa en la que el acicate de la escritura consiste en replantear el propio mundo desde las raíces de la desconfianza: "¿Me dice, por favor, qué significan/ el tú y el yo, la edad y la palabra España?".

"La verdad no es un punto de partida": frente a dogmas y verdades absolutas el papel del poeta instalado en el vacío de las dudas implica una elección permanente, clara y concreta: "El altar y la culpa son palabras./La religión, la patria, el paraíso,/la raza y la bandera, son palabras también,/solamente palabras que aseguran/un pasado remoto". Dicho papel implica también una cuidadosa tarea de reconstrucción de algunas precarias seguridades: el idioma como patria -"más o menos"- del poeta, la amistad a lo largo, la solidaridad, el amor, que cobra protagonismo a medida que el libro avanza: "A veces una piel/ pudiera ser la única razón del optimismo". Como en Vista cansada el discurso amoroso acentúa la esencial imaginería sensorial del conjunto y recorre los tiempos de la historia personal, desde el magnífico "Un golpe de azar nunca abolirá mis dudas" hasta la síntesis de "Planteamiento, desnudo y desenlace": "En tu desnudo viven realidad y deseo [...] La vida no compensa de la muerte/ si no es porque el amor le dio sentido al tiempo".

La unidad esencial de intimidad e historia se reafirma ahora con el papel que cumplen los sueños en la modesta resistencia desde la que el poeta mantiene su compromiso colectivo ("Es una patria inútil/ la que cierra los labios y las puertas/ a los recién llegados"). Así, el relativo rechazo de los sueños en "El insomnio de Jovellanos", de Habitaciones separadas -"Porque sé que los sueños se corrompen/ he dejado los sueños"- se replantea autocríticamente: "Cuando expulsé a los sueños/ para no traicionar la realidad,/ conocía su herida,/ el peso de la noche y su presencia,/ pero no calculaba su vacío.// El vacío de un sueño/ pesa como la risa de los cínicos,/ como los ojos débiles que miran a otro lado,/ como el soberbio de pureza fría/ que vive más allá de las tormentas". Por eso "convivo con mis sueños/ pero en habitaciones separadas".

Desde la altura de una edad que está lejos aún de ser invierno, contra la intolerancia y las falacias de las grandes palabras y a favor de la intemperie necesaria -"Tal vez nos vamos de nosotros mismos./ Pero queda una luz, un grifo abierto,/ la sombra de una puerta mal cerrada"-, Un invierno propio es uno de los grandes libros de Luis García Montero (Granada, 1958) por su riqueza de registros, su plasticidad y la esencial claridad de sus consideraciones en esta época de cínica confusión en la que todo parece valer.

LOS IDIOMAS PERSIGUEN EL DESORDEN QUE SOY

A Elisa

Mi nombre es Luis,

soy español,

vivo en Madrid,

en el número uno, calle Larra,

me dice usted la hora, por favor,

¿dónde ha nacido usted

y cuántos años tiene?,

buenos días, amigo,

buenos días, mi amor, te quiero mucho.

Confieso que no tengo

facilidad para estudiar idiomas. [...]