Image: Memoria de pájaro

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Poesía

Memoria de pájaro

Jesús Montiel

22 julio, 2016 02:00

Jesús Montiel. Foto: Archivo del autor

Premio Hiperión. Madrid, 2016. 62 páginas, 10€

Con Memoria del pájaro, Montiel (Granada, 1984), autor de Placer adámico, Díptico otoñal, Tritoma e Insectario, ganó el premio Hiperión. Lleva al frente una "Declaración de intenciones" donde leemos: "Al autor de este libro le gusta su vida. El problema es que su vida es un fracaso en todos los sentidos". Por "improductiva" y "fuera de la lógica del beneficio". Estos poemas, concluye, "no son otra cosa que los hijos de este tiempo entregado a las musarañas". Luego cita a Pacheco: "Total misterio a cada instante la vida". Después, llegan sus versos, una poesía cercana, autobiográfica (o eso parece), de poética clara donde las anécdotas cotidianas se convierten en categorías: "El poema es una espalda / que me asoma al milagro / burlando la pared de la costumbre". En "Petunias", por ejemplo, donde leemos: "El hombre que hay en medio es lo difícil". O en "Closed", acerca de las alambradas para seres humanos: "Recuerda cuando sólo era del pájaro". Lo social también aflora, como denuncia, en "Divinidades" ("otro Egipto más árido al término del voto") y en "Font Vella".

En "3 de julio", "Mínima victoria", "Antirromance", "A la próxima" y "00:00", el amor es el protagonista. La vida de pareja, que son padres. Las metáforas que encontramos están humanizadas. Son asequibles y no buscan tanto lo llamativo cuanto lo simbólico. El lenguaje se adapta a los temas tratados, que suelen ser amables. Así en "Mesa", la de las familias de ahora, suma de soledades.

"Noé" es un precioso poema donde Montiel hace recuento de las "las horas más felices de mi vida" en previsión de un próximo diluvio. "Elogio del pene" es un divertido poema erecto que concluye: "Me dice que estoy hecho para el otro". En "Hogar" alude a los incómodos viajeros perpetuos ("hogar solo es un otro") y en "Aunque todo se mueva" también hace mención al viaje: (de niño) "Ansiaba la conquista de lo lejos" y "El más difícil viaje se hace quieto. Sentado en uno mismo".

En "Aldea" alaba el silencio del mundo; del otro: el rural.

A la palabra dedica también algunos versos. "La piedra más humilde es la del puente", leemos. "Y es algo parecido a la palabra", dice más adelante. Y en "Vaso": "Que puedan los demás beberse mi palabra". Las usa porque "El mundo vuelve a ser cuando lo nombras".