Los ritmos rojos del siglo en que nací. Un cuento triste
Jesús Munárriz
8 junio, 2018 02:00Jesús Munárriz. Foto: Cosme Churruca
Con más de veinte libros de poesía a sus espaldas, el "teóricamente jubilado" editor Jesús Munárriz, navarro de San Sebastián (1940), ha publicado un libro con "ritmo de jaiku" formado "por acumulación", según nos explica, escrito "a lo largo de una década" (fechado entre mayo de 2008 y enero de 2017), que iba a titularse Del siglo en que nací, al que luego le antepuso el rótulo del primer libro de Borges, por siempre inédito, y, al final, añadió lo del cuento triste.No es casualidad que vea la luz cien años después del triunfo de la Revolución Rusa, que "está en el origen de su escritura". Y añade: "‘Todas mis composiciones líricas son poemas de circunstancias' dijo Goethe, así que no tengo por qué avergonzarme de que los míos también lo sean". Fiel a su poética, Munárriz mantiene que "Las vidas de los humanos nunca escapan a su circunstancia. Ni la poesía, si no quiere tintinear en el vacío, debe hacerlo". Dicho y hecho. Tras citar a Machado, comienza su recorrido por la historia con "Proemio", un extenso poema donde se entremezclan lo lírico y lo narrativo, pues de ambos recursos hace uso esta poesía en los límites. La preocupación cívica marca este itinerario cronológico a través del siglo "con más muertos de la historia", desde que, en Petrogrado, "lo aleatorio desplazó a lo posible, / a lo previsible".
Cuarenta y tres poemas sin título, entre lo descriptivo y lo interpretativo, se suceden para dar cuenta de la esperanza del proletariado ("Fue una descarga eléctrica"), de cómo "se mataron unos a otros / con entusiasmo ideológico", de la explotación de los mitos históricos a favor de las "formaciones" fascistas o estalinistas, de las dictaduras de partido y los gulag, de los poetas (como Ajmátova o Pasternak, que "nunca claudicaron"), de la guerra fría, de los "desesperados estallidos" (Praga, por ejemplo), de la caída del muro de Berlín, de los otros comunismos (cubano, vietnamita, etc.)… Y la constatación, al cabo, de lo que ahora vivimos: capitalismo a ultranza, belicismo y globalización.
"¿Cuántas revoluciones / quedan aún por hacer? / ¿Y por traicionar?", se pregunta quien sabe "que no va a soportar ese futuro". "Sobrevivir" es la palabra. En este "planeta agobiado". "Puede ser un final, / puede ser un principio". Hay esperanza: "Aún podemos lograrlo, / eso espero". "No es fácil el asunto, no, no es fácil", dice en "Epílogo", pero el hombre sigue intentándolo.