Opinión

Los nuestros desembarcan en Munich

La papelera

14 febrero, 1999 01:00

Temblad, alemanes, temblad, que vienen los españoles. Infelices: marzo, les reserva un desembarco multitudinario en la Semana de las Letras de Munich dedicada a España en esta ocasión. No falta nadie, ni mi canario favorito. ¡Si hasta voy yo...!

E l Club Zayas está de enhorabuena. Sus socias, mujeres todas ellas voluntariosas y ávidas de cultura, veo que consiguen empresas imposibles, qué gusto. Por un lado, van con gran facilidad a los ensayos generales de ópera del Teatro Real (me aseguran que cuentan con un sustancioso lote de entradas gratuitas) y, por otro, logran que el arquitecto Moneo, autor del proyecto del gran Prado, les descubra, entre arroces, sonrisas y secretarios de Estado, las claves secretas del más importante proyecto que tiene el Estado hoy entre manos.¿Qué tendrán las del Zayas? La ex ministra Aguirre lo sabe muy bien y de momento calla. Pero, ¿qué tendrán las del Zayas?, me repito. Creo que el nuevo ministro de Cultura empieza a enterarse.

El superagente se instala en Madrid. Se llama Andrew Wylie, es norteamericano, agente literario de los grandes vendedores de libros anglosajones, temible, hábil, simpático, sobrado de olfato editorial y literario y muy capaz, en fin, de revolucionar el mercado de las agentes literarias, porque ya saben que en esta plaza casi todo son féminas. Wylie ha contratado para su oficina madrileña a dos mujeres relacionadas con el mundo de la edición y ha tenido que adelantar que viene en son de paz y sin la mínima intención de quitar autores a nadie. Yo personalmente no me lo creo, pero a lo mejor ando errado, vaya usted a saber.

"La vida es bella", no lo duden. Vayan si no al cine y vean la gran película de Roberto Benigni, con la que el también actor opta a siete Oscars, a siete (una película europea, recuerden), entre los que se encuentran el de mejor película, director y actor. Y no sería de extrañar que este emocionante y no menos polémico filme se llevase algún que otro gato al agua, al menos eso comentan por aquellos pagos los que entienden de quinielas hollywoodenses.Y si no, al tiempo, que ya queda poco, por cierto.

L a carrera para publicar la versión más escabrosa del asunto Lewinsky ha comenzado, pero sólo uno de ellos lo contará todo de primera mano, ya que la becaria más famosa publica a finales de mes "su" historia, escrita con la ayuda de un negro de lujo, Andrew Morton. El libro, que tendrá una tirada inicial de 200.000 ejemplares, luchará contra los de dos de los amigos del presidente, George Stephanopoulos y Vernon Jordan y el de Joseph Lieberman, el primer senador demócrata que condenó el asunto. También varios periodistas trabajan en el viscoso tema: Michael Isikoff ("Newsweek"); Jeaffrey Toobin ("The New Yorker"); Susan Schmidt ("Washington Post") y Michael Weisskoff ("Time").

Abucheo en la Scala. El público manifestó su desacuerdo con Riccardo Muti y José Cura en la primera de "La forza del destino". Hubo hasta un conato de disputa entre los del "loggione" y los de la platea. Muti se la está jugando con sus políticas dictatoriales en el teatro y me cuchichean que cada día hay más gente harta de él. En todas partes, como ven, suenan las mismas melodías. Lo que sonó la otra tarde en el Auditorio mientras escuchábamos a Zacharias, fue el teléfono movil de la señora presidenta, que tuvo que ausentarse de la sala veloz y atropellada.

Jorge Verstringe, por fin, publica sus memorias, que se imaginan ustedes a quién pueden importar. Las tripas de la derecha", se iba a llamar, pero ya no. Ahora las ha titulado Memorias de un proscrito, que nos acerca más al contenido de su flaca memoria. Muy otro es el temple del último ensayo de Fernando Savater, Las preguntas de la vida, y de la próxima novela de Antonio Gómez Rufo.

Otro que está muy contento es Juan Cambreleng, gerente del Teatro Real. Aunque tiene algunos frentes abiertos y es consciente de que la apuesta artística ha de ser más arriesgada y sin vetos, parece que le han ido muy bien las cosas con el concierto extraordinario del 11 de marzo, el más caro en la historia del local. Cincuenta mil pesetas la entrada para disfrutar de Jessye Norman con tiros largos y cena posterior con los patrocinadores y la plana mayor del teatro. Lo mejor de todo es que si usted decide pasar por taquilla y perderse el fiestorro, sólo le cobrarán 18.000. Ni que el convite, me dice un amigo poeta, fuera el festín de Babette o las mismísimas bodas de Camacho.

Sí, nunca hay que perder la esperanza. Una biografía de inminente aparición en Alemania desvela que Ernst Jönger se convirtió al catolicismo dos años antes de morir a los 103. Al parecer, la conversión se celebró en la iglesia de San Juan Nepomuceno de Wilflingenn, el pueblecito alemán donde vivía el escritor desde los años 50, y en cuyo cementerio están también enterrados su primera mujer y sus dos hijos.

Mañana hay fiesta en el María Guerrero. Me sé de muchos enemigos que se verán las caras y se guardarán las espaldas, a pesar de tanto abrazo, que el teatro da para mucho. Celebraremos por todo lo alto los veinte años de Centro Dramático Nacional, con José Carlos Plaza y Marsillach, Pasqual y Pérez de la Fuente (que oficia de anfitrión), Gómez y Espert. Faltarán caretas y sobrarán carotas, ya lo verán.

Por ese mismo teatro, el María Guerrero, se deja caer los sábados Buero Vallejo si se encuentra bien. El público lo aclama y la verdad es que emociona verle sobre las tablas. Además, me dicen que estos reencuentros le están resultando más saludables que cualquier tratamiento.

El director Jorge Rubio, que hasta esta temporada fue responsable de la ópera en Las Palmas, se desquitará dirigiendo próximamente en Washington el Slay de Wolf-Ferrari. Si en la ópera de la ciudad de la Casa Blanca manda Plácido Domingo -y manda, créanme, mucho, que su mujer es la directora de escena-, es de suponer que sólo se trata del comienzo de una hermosa amistad. En Washington están arrebatados con Domingo, que les ha ajustado los dineros y multiplicado las audiencias mientras hace patria y apoya con celo a la música y los artistas españoles.

J osé Sacristán ha decidido volcarse en su faceta de actor-cantante tras el éxito de El hombre de La Mancha.Para cuando bajase el telón de esta obra tenía previsto interpretar una mucho más modesta, La raya del pelo de William Holden, escrita por Sanchis Sinisterra para él. Pero sus asesores le han aconsejado que siga con el musical y con Ramírez. Se ve que le quieren bien.