Opinión

Tifones en el Real

La Papelera

6 septiembre, 2000 02:00

Qué verano más aburrido. Hasta los cursos del mismo nombre me han cortado la digestión. Mi querido Umbral es el único que ha puesto color a la canícula con un encuentro algo más que original mirando Las Meninas y escuchando a Falla. Pero me dicen que en el Otoño subirá la temperatura. Tifones en el Real, vientos racheados en Cultura... y gota fría en las apretadas paredes del Prado.

Luis Alberto de Cuenca quiere inaugurar a lo grande, en el 2003 (ni él se lo podrá creer), las ampliaciones del Prado, del Reina Sofía y del Thyssen. Esta última empieza mal, con un concurso que ha quedado desierto. La misma fecha nos da para la elaboración definitiva de una Ley de Mecenazgo, que tantísima falta nos hace. ¿Qué es esto? ¿La "obra de El Escorial"? Me dicen además que De Cuenca se ha salido con la suya y que las ayudas a la creación joven están a punto de convertirse en subvenciones para recuperar viejos tebeos, menos revoltosos ellos.

Del verano, me soplan mis corresponsales andaluces que la ministra Pilar del Castillo se hizo fuerte fuerte en Sotogrande. Alojada en casa de un conocido periodista (esta vez sin exclusivas) jugó al golf y, naturalmente, al pádel sin carné de socia. Nobleza obliga. Por ahí también anduvieron Banderas y Melanie. En un descuido del batallón fotográfico que se me antoja imposible, el actor consiguió escaparse hasta Castellar donde visitó a un ex presidente de gobierno.

La cita se llama Zabalaga. La semana que viene va a celebrarse el primer acontecimiento cultural de este otoño templado en ese caserío de Hernani donde el gran Chillida ha plantado para siempre sus huecos y sus piedras. A la inauguración del museo Chillida va toda la excelencia. Yo también, claro, y les contaré.

Mientras algunos escritores nadaban en aguas pantanosas álvaro Pombo entregaba a Herralde su nueva novela. El cielo raso se llama, y es eso: el cielo de una casa de hoy, con sus problemas y ese vivir dramático de un descampado. Ya saben lo que opino de Pombo: es uno de los grandes novelistas de nuestros días aunque no practique el submarinismo editorial.

Para entretener la espera recorro letra a letra todos los garitos de la azarosa vida de Joaquín Sabina. Son mucho más que 17 días y 300 noches los que desmenuza Javier Menéndez en Perdone la tristeza, la primera biografía sobre el cantante que se estrena estos días en una plaza que no son Las Ventas sino Janés. Lo dicho, disco a disco y whisky a whisky... ¡Qué sed!

Primero va Umbral y asegura que las empresas que introducen internet son las culpables de la decadencia de España y ahora Gallimard, la gran editorial francesa, renuncia a su proyecto digital antes de empezar por lo elevado de su presupuesto: más de cincuenta milloncejos de dólares sólo para arrancar. Y eso que ahora en Francia también arden las librerías, tras el desembarco de Amazon, que ha puesto al sector de los nervios. Y sin precio fijo, que conste.

Salma Hayek no llevaba el guión aprendido mientras rodaba La gran vida, compartiendo cartel con Carmelo Gómez y bajo las órdenes de Antoni Cuadri; así que han tenido que doblar su voz. La actriz mexicana, enterada del asunto, se ha negado a que el filme se estrene con una voz que no es la suya, por lo que ha sido necesario grabar una nueva banda sonora de doblaje y retrasar la fecha de estreno. A eso, en el cine, le llaman perder dinero. Quizá algún productor pueda sacar lección del asunto:.. que la actriz no sólo debe dar la imagen, sino también la palabra. Y de esas tenemos a porrón en España.

He sintonizado en algunos saraos que la productora Aurum está en venta. Parece que anda detrás de sus huesitos Juan Gordon, o sea, Morena Films. Ahora se entiende por qué han dejado colgadas tantas producciones en plena fase de realización.

Leo un BOE de principios del verano en el que se otorgaba una subvención a La del Soto del parral de la Zarzuela que ya había cerrado sus puertas. Más vale tarde que nunca, pero ¿es que esa casa no tiene remedio?

A pesar de los desmentidos parece que sí, que el chico se come al grande, o sea, que lo de Ediciones B y Santillana sigue su curso con algo más que el bolsillo en juego. Ya lo decía Muchnik, don Mario, que lo peor no son los autores. Por eso, porque le había quedado más de un ajuste de cuentas por zanjar, se dispone a hacer un Bis de su polémica y entretenida biografía editorial y, mientras, vuelve a zarandear a críticos y editores en general, que les zurran por todas partes. Qué razón tenía el bueno de Borrás al escribir sobre la movida cultural. Tras el desembarco de García Ortega en Seix Barral, lo de Esther Tusquets con Lumen, la movida de Plaza o la fuga de Pere Sureda a Península desde Ediciones B, va mi canario flauta, editor en la reserva pero con mando y prisas, y ultima un ensayo sobre... la sinceridad... Yo no me lo pierdo.