Guillermo Cabrera Infante
Sin juegos de palabras me quedaría sin voz pero con voto, devoto
6 septiembre, 2000 02:00Cabrera Infante, por Gusi Bejer
Está cada vez más convencido de que fumar no es precisamente escribir pero, entre vitola y vitola, va ventilando Cabrera Infante su obra de humo y humor llena. El escritor publica al fin su Puro humo (Alfaguara), un libro inclasificable, tan cubano, tan funambulero, tan bien escrito como todos los suyos. Porque escribir, para él, es un oficio, y fumar, "una pasión que al consumarla se consume".
Respuesta: Porque su inicio fue un artículo para una revista americana
P: ¿Por qué lo traduce ahora?
R: Porque después de quince años de buscar ahora apareció un traductor idóneo.
P: ¿Cuándo y por qué llegó a la convicción de que fumar no es precisamente escribir?
R: Escribir es un oficio, fumar es una pasión que al consumarla se consume. Soñaba con fumar desde niño. Escribir vino después.
P: Supongo que para usted los fumadores no son, como para tantos ahora, ciudadanos de tercera...
R: Siempre (en el cine, en la literatura y ¡hasta en los cómics!) los fumadores son exaltados y nunca acusados como ahora de que esa pistola humeante que tiene en la boca produce la muerte lenta.
P: Las leyes antitabaco y la persecución al fumador le parecen...
R: Cíclicas. Colón rechazó el tabaco, también el rey Jacobo I de Inglaterra.
P: ¿Quién fue el primer europeo que fumó?
R: El español Rodrigo de Jerez. Hay aquí una historia entre el humo. Rodrigo fumaba en un último cuarto de su casa. Un día lo descubrió su mujer y vio que su marido echaba humo por todos los orificios de la cara. Creyéndole embrujado lo denunció a la Santa Inquisición, que después de torturarlo lo hizo confesar que tenía un pacto con el diablo.
P: Así que el acto de fumar no es cosa de ingleses.
R: Oh, no. El tabaco para fumar lo descubrió en acción Rodrigo de Jerez el 28 o el 29 de octubre de 1492. Raleigh, el primer fumador inglés notorio, vino mucho después. Rodrigo regresó a Jerez con un secreto: fumaba a escondidas. Los dos perdieron la cabeza por el humo.
P: Si se imagina fumando, su escenario ideal (o el momento...) es...
R: El lobby de un hotel, cualquier hotel, pasada la medianoche.
P: ¿A quiénes reuniría en su Salón de los Fumadores?
R: Fumo en solitario, en mi casa, después del almuerzo y de la cena. Los clubes de fumadores, que de veras existen, son para los ingleses siempre amantes de cultivar sus vicios en un recinto cerrado que llaman -y llamamos- clubes, muy cerca de "clouds", nubes.
P: Apartemos el humo. Hace tiempo Tres tristes tigres costaba en La Habana tres latas de leche condensada. ¿Sabe si ha subido su cotización?
R: Llegó a cambiarse por diez latas a fines de los noventa.
P: Si viviese en Cuba, ¿qué pagaría usted por él?
R: Ciertamente que escogería lo que más escasea: la leche condensada.
P: Después de treinta y cinco años de exilio, ¿cómo es La Habana cuando sueña con ella?
R: No sueño con La Habana: la escribo, la describo con palabras.
P: ¿Y los cubanos?
R: Supongo que como todo prisionero sueña con la libertad-
P: ¿Qué tendría que pasar para que volviese a casa?
R: Que no existiera más Castro. Pero aun entonces no volvería en el primer avión.
P: Ante el caso Elián se sintió...
R: Una gran pena por el niño huérfano de madre. Mayor pena me da su vida futura.
P: ¿Cómo se explica la fascinación occidental ante Fidel?
R: ¿Cómo se explica la fascinación con Hitler, Stalin, Mao? Son aberraciones históricas.
P: ¿Bush o Gore?
R: Ninguno de los dos: no puedo votar por ellos. Eso queda para los norteamericanos.
P: ¿La ironía es la mejor defensa ante lo cotidiano?
R: No la ironía, pero sí el humor.
P: ¿Dónde empieza el humo y dónde el humor para Cabrera Infante?
R: Conmigo el humor vino primero: ya de niño era conocido como un payaso prodigioso. Luego vino el humor y el amor. Pero siempre preferí hacer reír a reír yo mismo, indio con cara de palo.
P: ¿Qué sería de usted sin los juegos de palabras?
R: Me quedaría sin voz pero con voto, devoto.
P: ¿La literatura hispanoamericana está llena de fraudes? (Dé nombres)
R: Mejor dejar que los descubra el lector -que lo hará sin duda.
P: ¿Y en el cine?
R: El cine son los sueños que sueñan otros por nosotros. Pero entre ellos detesto a Godard, Fassbinder, Oliver Stone.
P: Díganoslo una vez más: ¿con qué película de la historia del cine se queda?
R: Con El ciudadano Kane sin duda.
P: ¿Con qué director?
R: Con Alfred Hitchcock.
P: ¿Qué lee en estos momentos?
R: La biografía de John Stanislaus Joyce, padre epónimo de JJ.
P: ¿Es usted de los que cree que Internet afectará a la literatura?
R: Sin duda alguna. No hay más que preguntarle a Gutenberg.
P:¿Le preocupa eso del precio fijo de los libros o la concentración editorial?
R: Me preocupa todo lo que afecte a la lectura. Es decir, al lector.
P: ¿Qué libro o película le recomendaría a Fidel?
R: La caída de Berlín, hecha por sus antiguos socios soviéticos.
P: ¿Y al Papa?
R: Atila frente a Roma, con un papa enfrentado al Azote de Dios.
P: ¿A un crítico español?
R: Que sepa que lo van a leer más allá del puente de Vallecas.
P: Por cierto, ¿cómo le tratan a usted?
R: ¿Los españoles? Mucho mejor que los cubanos. Es decir, los acólitos en flor de Castro. Ahora los españoles se han convertido en mis lectores naturales. No más banderas.
P: ¿Qué sueños, Guillermo Cabrera Infante, ya se le han esfumado?
R: El sueño de no hacer nada... y heme aquí contestando preguntas.