Opinión

La espantada

25 septiembre, 2003 02:00

La verdad es que no ha sorprendido demasiado la noticia de la cancelación de Angela Gheorghiou. Se ha podido leer la crónica de una "espantada anunciada". Todos los que estamos en el medio sabemos del carácter de la soprano, como sabemos también de los caprichos e intereses familiares de su marido, el señor Alagna. Cancelaron a Muti, cancelaron y les cancelaron otros contratos en el Met, montaron el pollo en la Bohème madrileña...

Lo raro es que el Real se arriesgara a inaugurar temporada con una Traviata con ella como protagonista estelar, porque una cosa es esa Traviata en medio de la temporada y otra como apertura. La ópera de Verdi es, como Norma, obra de diva y no de diva cualquiera. Siempre se ha dicho que requería tres sopranos distintas. Precisa, también, temperamento y personalidad. Las tres cosas las posee la rumana. Pero hay que ser previsores y, si se trata de inaugurar, contar al menos con dos grandes artistas. En el Real había tres repartos, pero otra cuestión es si de categoría suficiente para el reto. ¡Ojalá que sí! ¡Pobres, en caso contrario, quienes compraron en la reventa, a 600 euros la localidad para el estreno!

Pero yo voy a las explicaciones que, prescindiendo de favoritismos con determinado medio, dejaron que desear. Vamos a ver: ¿se fue la Gheorghiou o la protestó el teatro? Porque es algo diferente. Si se fue, sería válido el "derecho a reservarnos las acciones legales oportunas" declarado, aunque yo recomiendo paz y acuerdos en estos conflictos. Si se la protestó, no hay acciones a las que referirse. Y es que en el Real va siendo hora de llamar a las cosas por su nombre y de que quienes asisten a las ruedas de prensa se enteren y pregunten lo que hay que preguntar. Porque ¿qué es eso de que es la primera vez que el presupuesto del teatro no es deficitario? ¿Cómo puede tal frase ser titular en todos los medios? Ningún presupuesto ha sido deficitario como tal, sino que una cosa es querer y otra poder. Los presupuestos siempre han estado equilibrados, pero los resultados no. Y eso puede volver a pasar el año próximo. Al pan, pan y al vino, vino.

Y, por cierto, un poco más de humildad. ¿Qué es eso de "No admitimos que nadie nos diga lo que tenemos que hacer y cómo debemos hacerlo"? Todos tenemos mucho que aprender, ¿o no?