Opinión

Por ciegos para sordos

22 enero, 2004 01:00

Cada vez resulta más difícil mantener el tipo en este, cada día más corrupto o ignorante, mundo musical. Hay veces que uno piensa que determinada gente hace ciertas cosas por ignorancia o negligencia pero, para admitir eso, y en cierta forma poder poner una pena menor a los autores, hay que suponer que éstos son rematadamente estúpidos y uno no se lo acaba de creer.

¿Puede uno creerse que Maazel o Metha lo sean? Porque hasta estoy dispuesto a aceptar que Pavarotti sea un ignorante -al fin y al cabo cuentan que no sabe solfeo y que sus partituras son los textos con flechitas subiendo y bajando- y, no ya declare -que lo declara-, sino que piense que Andrea Bocelli es tan gran tenor que puede ser su sucesor.

Pero no me creo que los maestros anteriormente citados lo piensen, por más que lo declaran. Vamos, que no me dan la imagen de ignorantes. Por lo menos me consta que saben contar, en euros o en dólares.

Y si no son ignorantes, ¿cómo pueden grabar discos con el cantante ciego e incluso llevarle a espectáculos al aire libre (caso de Maazel en un Réquiem verdiano veronés) o a cubierto (caso de Mehta con la misma obra en la ópera de Múnich)? Pues, simplemente por lo dicho, porque saben contar. Y porque parece que les importa más contar que engañar al público. Y así vamos engañando a la gente y luego pasa lo que pasa, que no hay criterio y no se sabe cuando hay que aplaudir o pitar.

Pues ahora se añaden a la lista de ignorantes o contadores algunos directores de teatros. Bocelli va a cantar ópera, no ya en disco sino en escena. Como aperitivo un Werther de Massenet en el mismo Comunale de Bolognia en el que la pareja Dessì-Armiliato, que canta Tosca en Madrid, cantará una nueva producción de Giancarlo del Monaco en febrero. Y para el Werther se apunta Liliana Cavani. Y, como segundo plato, nada menos que un Don José en la Carmen sevillana del año próximo. ésa será con micrófonos. Y de postre se viene hablando de un Trovador. Realmente ciegos cantando para sordos.

Los directores de teatros, los musicales, los escénicos... y, por supuesto la prensa, tenemos el deber de informar y educar y lo que no podemos hacer es engañar o, cuanto menos, confundir.