Opinión

El Real a cuestas

17 febrero, 2005 01:00

Emilio Sagi llegó al Teatro Real tras la decisión de Pilar del Castillo de cesar a Juan Cambreleng. Luis Alberto de Cuenca, secretario de Estado de Cultura, había ofrecido el cargo de intendente a José Antonio Campos. Basta tirar de hemerotecas. Campos habría contado con Antonio Moral y Jesús López Cobos. Pero se cruzó la ministra, que no se llevaba muy bien de últimas con su secretario, y nombró a Argöelles imponiéndosela a todos. Cuenca y Sagi repescaron a López Cobos, pero Moral se quedó en la cuneta. Ahora ha vuelto a la carrera.

Sagi pactó un contrato que fue su cielo y su infierno: sólo se obligaba a estar 180 días en el teatro. Para el antiguo Ministerio no fue un problema, pero sí lo ha sido para el actual: se quería una persona a dedicación exclusiva. Yo siempre he defendido que el director artístico no debía ser ni un director de orquesta ni uno de escena. Casi de acuerdo. Pero, una vez más, no en las formas. A Sagi le gusta su profesión y no iba a renunciar a ella. Ha realizado una buena labor y el teatro ha subido muchos enteros aunque prácticamente sólo haya podido programar y disfrutar una temporada. Por eso no se merecía que le despidiesen con una llamada telefónica. Le deseo se cumpla lo que a Fröhbeck de Burgos con el extinto Duque de Alba: "Una de las dos personas a quien debo dar las gracias es a Jesús Aguirre. Me cesó en la ONE y pude emprender una carrera internacional".

Y a su sucesor, Antonio Moral, le deseo haga carrera internacional dentro del teatro, porque la internacionalización es lo que el Real necesita. Su valía y méritos están constatados, pero habrá de olvidarse un poco de tanto Monteverdi, Haendel y demás. Porque el repertorio del Real no puede ser el de los festivales Mozart. Y le deseo que le den un tiempo para trabajar y que no le cesen como a Salgado, Cambreleng, Arguelles o Sagi.

Y al Ministerio de Cultura les animo a tomar un curso en el de Educación, para cultivar las formas, saber cómo ha de tenerse en cuenta a las administraciones socias y negociar antes de decidir como Juan Palomo. Se arriesgan a tener que financiar el Real en solitario.