Opinión

De trabajo

10 noviembre, 2005 01:00

Resulta que los críticos son obreros que, cuando van a un espectáculo, van a trabajar. Como ningún obrero va a la fábrica con su pareja, pues tampoco los críticos deben hacerlo cuando tengan que ir a un concierto. Por tanto sólo hay que darles una entrada. Eso sí, los directores de sus diarios sí pueden disponer de dos entradas porque ellos no van a trabajar. Y, claro, los jerifaltes de salas y teatros de conciertos suelen ir con sus parejas. ¿Será porque ellos no están trabajando? Así lo parieron en protocolo de la Generalitat valenciana en la inauguración del Palau de les Arts. Y así se rumoreó meses atrás que lo iba a parir otra institución. Parece que se anda con ganas de poner a los críticos a trabajar como asalariados normales.

Hay también quienes mantienen un curioso argumento para justificar otra diferencia entre aquellos con derecho a una o dos entradas. Y es que los invitados no críticos van tras un arduo día laboral. Los conciertos son a las ocho de la tarde y si no fuesen con sus parejas no las verían hasta entrada la noche. Como si los críticos estuviesen todo el día en su casa jugando al parchís con sus parejas. Y los críticos que, o tienen otra profesión o se dedican a fondo a la música, pasan en cualquier caso todo el día trabajando, y van a los espectáculos al final de una jornada laboral normal. ¿Cuándo verían a sus parejas si todos los días van a un concierto y, en España, frecuentemente terminan a las 00:30?

Ningún crítico musical figura en la nómina de su periódico. Todos son "colaboradores". A tanto la pieza y sin siquiera subidas de IPC. Por cada crítica, descontando gastos de desplazamiento y extras, recibe un crítico una remuneración que viene a ser por hora de unos veinte euros. Luego hay que pagar impuestos y la seguridad social de autónomos. Y con todas las tardes de guardia, disponibles al servicio de la empresa. Vamos, un chollo. Por ello muchos críticos se dedican a criticar por los "efectos colaterales" como la asistencia a los espectáculos gratis con la pareja. Si no, de qué.

Cierto, los críticos son cornudos para muchos, pero ahora los quieren también apaleados.