Image: El lado oscuro

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Opinión

El lado oscuro

Por Juan Palomo

4 septiembre, 2008 02:00

A. Solzhenitsyn, Lang Lang, Tomatito y F. Barenblit.

Decíamos ayer... Sí, El Cultural ya está de vuelta, y mi Papelera también, con una sorprendente historia, para empezar, que descubre el lado menos amable del difunto Solzhenitsyn. Al parecer, en 1974, el año en el que el disidente ruso fue expulsado de la URSS , envió desde su refugio de Suiza a The Times una carta explosiva contra otro disidente, el científico Zhores Medvedev, al que acusaba en los peores términos de complicidad con el comunismo. La misiva era tan furibunda que el periódico prefirió no publicarla, y sólo ahora, tras su muerte, se ha decidido a desvelar su contenido. Al parecer, lo que al autor de Archipiélago Gulag le indignaba de Medvedev, famoso por haber denunciado un importante incidente nuclear en los Urales en los años 50, era su falta de fervor antirrevolucionario, y le acusaba abiertamente de ser un agente encubierto del Kremlim. Gran paradoja, 35 años después: otro Medvedev, Dimitri, el actual presidente ruso, presidió el entierro, con honores de Estado, del escritor.

¿No logran superar la melancolía postvacacional? ¿Se les hace inconcebible recobrar la vida cotidiana lejos de los chiringuitos? No se apuren, su tristeza podría ser peor: filósofos hubo, como Heráclito, que han pasado a la historia llorando. Althusser sufrió "una depresión anual o así"; Lucrecio, según nos cuenta Pierre Rinard en Filósofos, vida íntima (Diálogo), padeció ansiedad y Hobbes confiesa que "el temor y yo somos hermanos gemelos". Podría seguir, pero tal vez la respuesta a tanto pesar la tenga otra filósofa, Hannah Arendt: "A mi modo soy una melancólica, de lo que sólo me puedo librar pensando". ¡ánimo!

Y ahora dirán que es casualidad, claro, que Ferran Barenblit, director del nuevo Centro de Arte Dos de Mayo de Móstoles, dejara su anterior puesto en el Centro Santa Mónica de Barcelona, regido férreamente por la Generalidad, con todo el revuelo que ha creado su marcha. Me malicio en pensar que ya tendría el ojo puesto en el centro de Móstoles, sabiendo que la Comunidad de Madrid andaba a la búsqueda de director para su nueva sede. Al menos ésta de Móstoles ha sido una elección mediante concurso público -me consta que se han presentado varios y buenos candidatos-, y no como la de Vicenç Altaió, el elegido a dedo por la Generalitat que le ha quitado la silla en Barcelona y le ha hecho emigrar a Madrid. Primero Manuel Borja al Reina Sofía, ahora Baremblit a Móstoles. Barcelona se queda sin dos peces gordos en estas horas de vacas flacas.

La vida es plagio, ya lo dijo el poeta, así que a veces es imposible librarse de la sombra de la duda. Hace unos meses les conté que Federico Andahazi había sido acusado de plagiar una obra de teatro titulada Los indios estaban cabreros para componer El conquistador, novela con la que ganó el Planeta América en 2006. La causa había sido sobreseída, pero ahora la justicia argentina ha revocado la sentencia porque cree encontrar indicios suficientes. ¿Cuáles? Que en ambas se narra el descubrimiento de Europa por un azteca antes de 1492. Planeta asegura que la obra de teatro se estrenó en 1958, antes de que naciera Andahazi, y que éste no sabía de su existencia, y los familiares del presunto desvalijado recuerdan que se repuso hace menos de diez años con gran éxito.

Arranca tímidamente la temporada sinfónica con un precalentamiento en el Matadero madrileño. El lugar, alejado de las acústicas del Auditorio o del Real, albergará el sábado la Noche Tchaikovsky con mi pianista favorito, el chino Lang Lang, que ha vuelto a los estudios de grabación junto a Zubin Mehta con los conciertos de Chopin. También le recordarán por su participación en la faraónica apertura de los juegos olímpicos. El mismo espacio, el Septiembre Sinfónico de la OCNE, traerá el 12 a Tomatito, un guiño al eclecticismo musical de los nuevos tiempos.

Parece que al final Gallardón se puso el casco de bombero antes de irse de vacaciones. Después de leer aquí el mosqueo supino de los productores y empresarios de locales de los teatros madrileños, se reunió con ellos. Se cuidó mucho de tacharlos de "anticatalanes", como hiciera con los de la Plataforma, y les dijo que sí a usar los soportes publicitarios de las farolas. Y ni que fuera socialista, también comprometió al Ayuntamiento a que se reúna con ellos cada mes.
El MET tiene previsto llevar a escena a partir de 2011 la llamada Trilogía Tudor de Donizetti. Sin embargo, para la tercera de las óperas, Roberto Devereux, el director de la Metropolitan Opera House, Peter Gelb, ha reconocido que actualmente no hay ninguna soprano en el mundo capaz de cantar el papel de Elisabetta, por lo que sólo se llevarán a escena Ana Bolena y Maria Stuarda.


Los de RBA apuestan fuerte a la vuelta del verano con la publicación de Los Bin Laden, de Steve Coll, que según me cuentan promete ser un de los ensayos más importantes del nuevo curso. A la venta el mismísimo 11 de septiembre, se trata de la prolija e increible historia de una familia saudí sin fronteras, multimillonaria, dueña de aviones privados y de numerosas empresas (muchas de ellas estadounidenses), uno de cuyos miembros se tornó, tras atacar el corazón político y financiero del imperio, en el Enemigo de Occidente, en una una suerte de diabólico supervillano de cómic. Lástima no poder hincarle el diente antes...

Aun quedan dos semanas para que Woody Allen inaugure San Sebastián con Vicky, Cristina, Barcelona, que se estrena un día después, y ya se oye el tam tam de la polémica. Primero, porque Javier Bardem y Penélope, en plan superestrellas, están al borde de un ataque de histeria con la prensa y acaban de meterse en un lio en Estados Unidos por querer editar una entrevista televisiva. Su entrevista en el último Newsweek, contestando en plan faltona, da que pensar sobre si Pe ha perdido su sentido del humor. Y lo más curioso del asunto, mientras la crítica de Estados Unidos pone por las nubes a la película y a Pe, en Barcelona algunos se tiran de los pelos porque para Allen, la ciudad condal es la quintaesencia de la españolidad. Seguiremos informando.