Opinión

El apuntador

Portulanos

5 febrero, 2010 01:00


La entrada "apuntador" de la Wikipedia es anacrónica y extraña, entre otras cosas porque traduce mal su equivalente inglés adjudicándole al director de escena labores propias del regidor. No es que la versión de la RAE sea mucho mejor: sigue mencionando la famosa concha donde antaño se escondía el apuntador e iguala a éste con el traspunte, que no es lo mismo. La modestia del oficio ha quedado paradójicamente inmortalizada en una frase de uso común: "aquí muere hasta el apuntador", aplicable a ciertas tragedias de final tremebundo en las que la masacre era tal que amenazaba con afectar incluso a ese último mono de la compañía que se encargaba de recordarle el texto a los actores olvidadizos. Y, sin embargo, ¡qué no habrán visto desde su refugio! Eso debieron preguntarse Emmanuel Vacca y el actor Luca Franceschi cuando compusieron Ildebrando Biribó, que ahora llega al teatro Fernán Gómez en una espléndida versión dirigida por Iñaki Rikarte e interpretada por Alberto Castrillo-Ferrer. En la ficción, Ildebrando es el apuntador de Coquelin en el histórico estreno de Cyrano; esto es, el apuntador de un apuntador, pues esa es la función que Cyrano desempeña con Christian en una célebre escena de la obra de Rostand. Y si Coquelin, que sólo es un actor, puede hacer del héroe Cyrano, y a su vez Cyrano le roba el oficio al apuntador, ¿por qué no puede el apuntador, ese humilde Ildebrando, soñar con ser actor y héroe, Coquelin y Cyrano al tiempo? En su momento, ninguna administración apostó por subvencionar esta maravilla que aún así lleva más de cien funciones de éxito; no les vendría mal tener un apuntador que les soplara lo que realmente importa.