Image: Con Vargas Llosa

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Opinión

Con Vargas Llosa

Por Juan Palomo Participe en el blog de Juan Palomo

10 diciembre, 2010 01:00

Mario vargas Llosa, Montero, Glez, Esteban Granero y Teresa Calvo


¡Día grande, Varguitas! Para ti y para todos tus lectores. El sueño se ha cumplido. Pero no siempre el Nobel resulta tan inesperado como algunos hoy trinan. ¿Acaso no supieron los lectores de Wikipedia, con horas de antelación, que Le Clezio y Herta Muller iban a ser galardonados? Más: dos días antes de que a Juan Ramón Jiménez le concedieran el premio, en 1956, la Academia sueca llamó a Puerto Rico.

La Real Academia ha confirmado lo que no pocos lamentan: no quiere dar normas estrictas, prefiere lo opcional, el sí pero no tanto, y nada tiene importancia, ni la "y griega" ni la "ye". Me desazonan las dudas, lo confieso, y ya no sé qué hacer con la greguería de Ramón Gómez de la Serna "La Y mayúscula es la copa de champaña del alfabeto". ¿Cómo la leerán en el futuro? ¿Qué haremos con el título del libro de Antonio Pereira, Los brazos de la i griega, o con los de Gerardo Diego: "Tu, u, y griega, a: sí, tuya, tuya". ¿O con el soneto de Félix Ros al autogiro que comienza así?: "Ya, autogiro, ascensor desapresado,/ como la virgen de Loreto subes / batiendo los merengues de las nubes, / ventilador de Dios, trébol blindado. / Ya, Y griega loca, trípode aplastado / por la curiosidad de los querubes...". Qué desconsuelo.

Es buena noticia que se abra una sala de teatro, pero si además se reabre otra que cerró por problemas económicos, me quito el sombrero. Lo curioso es que las dos salas han elegido la misma obra para la inauguración: Mentiras, de Teresa Calo y dirigida por Javier de Dios. La producción inauguró hace unas semanas Azarte, un pequeño espacio en el barrio de Chueca (Calle San Marcos, 19), que también es escuela de teatro. Y mañana, la sala que Pepe Ortega y Teresa Calo se vieron obligados a cerrar en la calle Canarias, 14, Itaca, vuelve a las andadas.

Entre escritores, en el Hotel Kafka, que no es un hotel cualquiera sino una escuela de letras que rebosa literatura y humo, encontré la otra tarde al futbolista Esteban Granero, como si tal cosa. Es alumno de escritura creativa (ahí está, como un clavo, dos tardes por semana) y no quiso faltar a la presentación que Marchamalo hizo de la estupenda novela de Montero Glez, Pistola y Cuchillo. El tío estaba en su salsa hablando de libros y lecturas con Aparicio Belmonte y Eduardo Vilas (meto muchas negritas en homenaje a Ignacio Echevarría, que tanto le gustan), a una distancia sideral de cualquier ego de vestuario.

Siempre es legítimo preguntarse en qué andará Víctor Erice, nuestro Salinger cinematográfico. Pues bien, Gijón estrenó el documental Víctor Erice, París-Madrid, Alles-retours, realizado por el gran crítico Alain Bergala para la prestigiosa serie de retratos de directores Cineastas de notre temps. El filme recorre la vida del Erice cineasta y del Erice espectador, su cinefilia y sus epifanías en la sala oscura (Ladrón de bicicletas, Los 400 golpes...) y su recorrido, cámara en mano, por las rutas que va dibujando su cine de cabecera.