Opinión

Bajo mínimos

Lo mejor de 2010: Editorial

31 diciembre, 2010 01:00

Sumario: Lo mejor del año


Termina el año con un fracaso político monumental del gobierno. La llamada Ley Sinde caía en el Parlamento por falta de apoyos, a pesar de que cineastas, músicos, escritores y productores exigían con toda la razón una legislación eficaz contra la piratería en la red. Queda pendiente, pues, para 2011 regular en condiciones los derechos de los creadores en un ámbito tan indomable como internet . No fue el único varapalo del annus horribilis ministerial: González Sinde también ha visto fracasar la Ley de del Cine, en Europa; ha provocado la dimisión de la directora de la Biblioteca Nacional, Milagros del Corral, y ha recortado salvajemente casi todas las partidas presupuestarias del Ministerio. También el Instituto Cervantes ha frenado su expansión por problemas presupuestarios,que han llevado a fusionar las tres sociedades estatales de cultura en el exterior (SEACEX, SEEI y SECC) en la Sociedad Estatal de Acción Cultural, y a privatizar el ISBN. Pese a los tiempos adversos, España sigue siendo una potencia cultural de primer orden.

Tres hechos marcan el año literario que termina: la concesión del premio Nobel a Vargas Llosa; el relevo en la dirección de la Real Academia Española, que publicó este año su polémica Ortografía, y la crisis general del sector editorial, reflejado en el cierre masivo de librerías. Siguieron triunfando los libros de consumo y olvido inmediato, pero en general se vendió menos y de menos títulos, a pesar de sorpresas como María Dueñas. Los grandes sellos se unieron para relanzar el libro electrónico en Libranda, pero los resultados aún no justifican el esfuerzo. Algunos editores comienzan a rendirse. Jorge Herralde, por su parte, confirmó los rumores sobre el futuro de Anagrama. Ante la falta de un heredero para el sello catalán, a lo largo de los próximos cinco años y de manera progresiva, la editorial italliana Feltrinelli irá haciéndose dueña del sello de los Bolaño, McEwan, Houellebecq, Tabucchi, Barnes, y tantos nombres imprescindibles de la literatura actual.

Ha sido un año triste para el mundo del arte. Al cierre de varias galerías, algunas históricas como la valenciana Tomàs March, se ha sumado el cambio de deriva de otros profesionales, que ya no ven en la apuesta por el arte actual un futuro claro (Antonio Machón, Salvador Díaz), así como el cierre de algunos centros de referencia (José Guerrero en Granada o Chillida Leku en Guipuzcoa). Otros no llegan a cerrar pero se paralizan con unos presupuestos reducidos al mínimo. ARCO 2010 no fue bien en términos económicos y supuso el fin de la etapa de Lourdes Fernández. La llegada de Carlos Urroz a la feria madrileña ha sido muy bien recibida por un sector que espera con los brazos abiertos un ARCO 2011 que le ayude a cuadrar cuentas. Y continúa la incógnita sobre la colección de Carmen Thyssen: sigue sin haber acuerdo con el Ministerio.

El año escénico se despide con el nombramiento de José Martínez como director de la Compañía Nacional de Danza (CND). Llega en el peor de los momentos, ya que su elección supone un cambio drástico para la CND: sustituir su elenco de bailarines de contemporáneo por figuras de clásico. Y también están previstos cambios en el Ballet Nacional de España, la Zarzuela y la Compañía Nacional de Teatro Clásico, ésta última víctima del anacrónico paro de técnicos que la mantuvo cerrada en 2010. Respecto a las compañías y productoras privadas, el panorama es durísimo. La (coyuntura actual) exige cambiar el modelo actual del sistema teatral, aunque su dependencia casi absoluta de los presupuestos públicos puede acabar antes con él.

El antídoto contra la crisis musical pasa por la optimización de los centros de producción. Gerard Mortier se ha lanzado en el Teatro Real a la búsqueda de mecenazgo después de que se le anunciara un recorte del 30%. Mientras, Helga Schmidt ha conseguido renovar el 95% de los abonos en el Palau de les Arts de Valencia. Por su parte, el INAEM ha optado por rentabilizar sus conciertos en el Centro Nacional de Difusión Musical. Además, el Liceo sigue sin su Foyer pero abonado a la estabilidad presupuestaria. Todo apunta a que el escándalo del Palau ha servido para ajustar los cachés al céntimo.

El rechazo a la Ley Sin-de-(scargas) ha sido la guinda de una labor institucional deficitaria en torno al cine.Una cuota de mercado que apenas alcanza el 10%, sensiblemente menor al año pasado, arroja dudas sobre la conveniencia de una Ley de Cine (impulsada por el cesado I. Guardans) que privilegia las fórmulas de producción frente a la creatividad y la autoría. Pero la marginación a la que la Orden Ministerial somete al "cine pequeño" ha tenido su irónica respuesta en el modo en que se ha vindicado este año el cine de autor más experimental. En el cine internacional, el inesperado éxito de Copia certificada (lo último de Kiarostami) también confirma que todavía hay hueco en las salas para el cine más complejo y personal.

Calma tensa en los laboratorios ante la progresión de recortes. Pese a lo que ha intentado transmitir la ministra Garmendia, el temor es que las reducciones de presupuestos hayan llegado para quedarse. Hablaron claramente las partidas asignadas a los proyectos del plan nacional, sensiblemente inferiores a las de 2009. Nuevas reducciones significarían dejar tocada la ciencia española durante años y frenar en seco la tendencia al alza de nuestro I+D. Por eso, para instituciones como el CSIC o el Ciemat una congelación de presupuestos ya sería una buena noticia.

Y en 2011 amanecemos más pobres. Este año 2010 nos han dejado Miguel Delibes, José Saramago, Enrique Morente, Luis García Berlanga, J. D. Salinger, Rohmer, Chabrol, Tony Curtis, Joan Sutherland, Dennis Hopper, Louise Bourgeois...