Image: El cura y los mandarines

Image: El cura y los mandarines

Opinión

El cura y los mandarines

26 septiembre, 2014 02:00

Greforio Morán, Ian McEwan, Bruce Springsteen y Félix Alcaraz

Andan los editores del ex grupo Prisa como con pavor en el cuerpo, dicen que para evitar la piratería o para salvar exclusivas, vaya usted a saber. Me cuentan que ahora lo ocultan todo de otro de los libros que darán que hablar esta temporada, El cura y los mandarines, de Gregorio Morán, que sale las primeras semanas de octubre y que es "el más duro y brutal de todos los que he escrito", según dicen que dice el propio autor, quizá porque el cura es Jesús Aguirre y los mandarines Pradera, Gil de Biedma y Castellet. Con todo, ¿qué oculta esta omertá?

Llámese usted Ian McEwan, presente su última novela en la Universidad de Texas, conceda entrevistas, dedique ejemplares y brinde al mundo la mejor de sus sonrisas para esto. Para que la crítica más importante del New York Times, Michiko Kakutani, reseñe su última novela, The children acts, sin demasiada piedad. Aunque la salva al final, también lamenta la escasa verosimilitud de algunos de los episodios que determinan la trama. Y leyendo su artículo -sólidamente fundamentado- antes que el libro, habrá que darle la razón.

No hay nada que El Jefe no pueda hacer. Por si no le bastara con llenar estadios, editar álbumes casi cada año y permanecer a la altura de una de las leyendas vivas del rock contemporáneo, Bruce Springsteen se ha colocado detrás (y también delante) de una cámara para realizar su primera experiencia cinematográfica. Se trata del cortometraje Hunter of Invisible Game, la poético-musical epopeya de un superviviente (Bruce) en un escenario post-apocalíptico, con claras influencias de Terrence Malick y Cormac McCarthy... Búsquenlo on-line, quién lo diría, se sorprenderán... ¡También sabe dirigir!

Lo decía Félix Alcaraz, director técnico de la OCNE: "La venta pasiva ya no funciona". Lucir en tus carteles a las estrellas de la música actual no garantiza la movilización del público. De ahí la iniciativa de la Orquesta Sinfónica de Galicia: emitir en streamings los conciertos en su web y Youtube (calidad HD). Abre el experimento con la Sinfonía n°3 de Rachmaninov y Dima Slobodeniouk en el podio. Cierto que la Filarmónica de Berlín ya explota esta fórmula. Pero para degustar sus conciertos hay que pasar por caja. Las retransmisiones de la OSG serán abiertas y gratuitas, con la esperanza de crear afición.