Géneros novelescos III: el éxito de la novela romántica en España
Última de las categorías literarias populares que nos hemos propuesto analizar durante esta Feria del Libro. Sensibles a los prejuicios hostiles, sus autoras cuentan con el apoyo incondicional de miles de lectores
La magia del amor
Megan Maxwell
Escritora. Último libro: Mírame y bésame (Planeta, 2023)
Siempre he sido una gran lectora de novela romántica. Eso sí, recuerdo que cuando leía no podía evitar pensar que si yo hubiera escrito esa historia, habría cosas que no hubiera resuelto de ese modo. Lo cierto es que, hasta hace unos años, no me veía como escritora, pero el día que decidí dar ese paso no tuve ninguna duda y me zambullí sin pudor en el género que más me gusta.
No lo olviden, las novelas románticas siempre han estado ahí. Sin embargo, hasta hace muy pocos años se han menospreciado y se han considerado de menor calidad literaria, como si se tratara de literatura de segunda categoría. Jamás ocupaban los lugares preferentes en las librerías ni saltaban a los primeros puestos en las listas de más vendidos, por algo parecido a una concepción prejuiciosa de la literatura. Por suerte, los tiempos han cambiado y la novela romántica ha comenzado a ocupar el lugar que se merece.
Lectores, escritores y editores, cada uno desde su posición, hemos aprendido a darle una vuelta de tuerca esencial a la oferta literaria.
A través de las redes sociales, las personas hablan y opinan sobre los libros que han leído y sobre los que les gustaría leer. Los lectores ya no se dejan impresionar por absurdos prejuicios y disfrutan leyendo lo que realmente les apetece.
Sin duda alguna, los editores han escuchado la voz de los lectores y están dando grandes oportunidades a cientos de nuevos escritores que tienen muchas historias que contar.
Todos hemos soñado por amor. Todos hemos reído por amor. Y mientras el amor exista, yo, Megan Maxwell, escritora de novela romántica, estoy dispuesta a seguir escribiendo sobre ese inmenso sentimiento
Desde mi experiencia como escritora, narro mis novelas como a mí me gustaría leerlas, y siempre con la ilusión y la esperanza de que apasionen a mis Guerreras y Guerreros. Apuesto por crear mujeres fuertes, que sepan tirar para adelante en la vida, aunque esta no se lo ponga siempre fácil demasiado a menudo. En cuanto al perfil masculino, me decanto por hombres increíbles que respeten la igualdad de género.
Me considero muy afortunada porque mis novelas gustan mucho tanto en España como en México, Brasil, Argentina, Colombia, Italia, Rusia, Perú, Chile o Estados Unidos. Sentir el cariño que me brindan mis lectores en cualquier país sin duda me llena el alma y el corazón. Gracias, gracias y gracias por darme una nueva oportunidad libro tras libro y por hacerme saber lo mucho que disfrutáis y vibráis con cada nueva historia.
Estoy convencida de que a la novela romántica le espera un bonito futuro ahora que hombres y mujeres somos capaces de entender el amor como una parte más de nuestras vidas y no solo de la vida de las mujeres.
El amor siempre ha estado ahí. Nunca ha pasado de moda. Todos en algún momento dado nos hemos enamorado una, dos o veinte veces. Todos hemos sufrido por amor. Todos hemos soñado por amor. Todos hemos reído por amor. Y mientras el amor exista, yo, Megan Maxwell, escritora de novela romántica, estoy dispuesta a seguir escribiendo sobre ese inmenso sentimiento ¿Por qué?... Porque no hay nada más bonito que la magia del amor.
Sensaciones burbujeantes
Alice Kellen
Escritora. Último libro: Donde todo brilla (Planeta, 2023)
Tenía unos diecisiete años cuando por primera vez llegó a mis manos una novela romántica y la devoré. Hasta entonces había leído clásicos, novela histórica, thrillers y ficción general, pero nunca nada con lo que conectase de una manera tan cercana, porque a esa edad mi mundo giraba un poco en torno al amor y al desamor.
Desde entonces han pasado más de quince años y el género ha sufrido una gran metamorfosis porque, pese a que las emociones son inmutables, lo que sí cambia es la manera de percibirlas.
La novela romántica tiende a ser actual y se ha convertido en un reflejo social. La idea del amor tiene poco que ver con las tendencias de los noventa; ahora los protagonistas buscan relaciones sanas que les enriquezcan, aunque eso no significa que necesariamente deban ser perfectas. Al fin y al cabo, nada lo es.
Todos nos hemos enamorado en alguna ocasión. Adentrarse en un libro romántico es un poco como volver a experimentar esas sensaciones burbujeantes de las primeras veces y también una manera de buscar respuestas a las preguntas relacionadas con los afectos y los vínculos que establecemos. Es un tema universal, y tan común que las novelas terminan viajando más allá de nuestras fronteras, porque, pese al contexto, es muy fácil reconocerse entre las páginas de los libros. En esencia, las sensaciones que se despiertan al conectar con otra persona son las mismas en Australia, en México o en España.
La novela romántica es un género que sigue arrastrando prejuicios y da la sensación de que una debe defenderse y justificarse cuando le preguntan por qué escribe lo que escribe
Y pese a que el público elige leer novela romántica con independencia de la poca visibilidad que en ocasiones recibe por parte de los medios de comunicación, realmente es un género que sigue arrastrando prejuicios y da la sensación de que una debe defenderse y justificarse cuando le preguntan por qué escribe lo que escribe. En ocasiones, tiene su gracia contestar con otra cuestión: “¿cuál es el último libro romántico que has leído?”, porque el debate casi siempre termina ahí.
Quizá el problema se deba a un lastre educativo que nos empuja a rechazar o a considerar cursi todo lo que tenga que ver con el amor y los sentimientos. Todavía más si a esto le sumamos que no está bien visto colocar la palabra “entretenimiento” cerca de “literatura”, cuando es una verdad indiscutible que ambas se llevan a las mil maravillas.
A título personal, la fidelidad de los lectores y las lectoras ha tenido mucho que ver con la forma en la que ahora percibo lo que hago. Me llevo la satisfacción de que a las firmas se acerquen jóvenes y reconozcan que se han enganchado a la lectura, que los libros se compartan entre miembros de una misma familia con diferentes edades y que, al menos durante unas horas, los estímulos de este presente acelerado puedan quedar relegados a un lado porque alguien, ya sea cerca o a cientos de kilómetros, abre un libro y se sumerge de lleno en un mundo desconocido que anhela recorrer.