Image: Hacia el Palacio del Idioma

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Primera palabra

Hacia el Palacio del Idioma

por Luis María Anson, de la Real Academia Española

15 enero, 2010 01:00

En dos ocasiones le he hablado a José Luis Rodríguez Zapatero de este asunto. En ambas el presidente del Gobierno no sólo se mostró receptivo sino que me aseguró la conveniencia de que la iniciativa se llevara adelante.

Así es que vuelvo a la carga, con la moral acrecida. Discrepo de las teorías de Lenin pero no de algunas de sus propuestas prácticas. Sólo a través de la repetición se crean las condiciones favorables para que los proyectos se realicen. Y Madrid necesita un Palacio del Idioma, o si se prefiere un Casón del Idioma.

ángel Martín Municio demostró en un estudio exhaustivo que lo que se mueve en torno a la lengua española alcanza el 15% de nuestro PIB. Rogelio Blanco ha completado ese estudio con una serie de textos incuestionables. Además del gran tesoro cultural de España, el idioma es un excelente negocio.

Nos enriquecemos con la segunda lengua internacional, si bien a mucha distancia del inglés que es como el latín en la Edad Media. Pero, según dijo el director de la Academia Mexicana de la Lengua ante el Rey, el español es ya el primer idioma internacional del mundo como lengua nativa. Aparte del enjambre dialectal, el chino o el indio no son idiomas internacionales.

La ingente tarea en favor de la unidad de la lengua de Dámaso Alonso, primero; de Fernando Lázaro Carreter, después; de Víctor García de la Concha, ahora, ha tenido la gran virtud de unir en un haz a las Academias de los países hermanos. En todos ellos, también en Estados Unidos, hay conciencia de la significación profunda de nuestro tesoro idiomático.

De los diez premios Nobeles a nuestra lengua cinco fueron a parar a escritores iberoamericanos, cinco a españoles. Más de 450 millones de personas se expresan en la lengua de Cervantes y Neruda, de Quevedo y Borges, de Calderón y Octavio Paz, de Lope de Vega y Vargas Llosa, de Pérez Galdós y García Márquez, de Lorca y Miguel ángel Asturias, de Miguel Delibes y Rulfo, de Vicente Aleixandre y Gabriela Mistral.

¿Por qué en una ciudad como Madrid que dispone de un Palacio de los Deportes, un Palacio de Congresos, un Palacio de la Música, un Palacio de la Prensa, un Palacio de Gallardón, no existe un Palacio del Idioma, un Casón de la Lengua?

Para evitar politizaciones, el Palacio del Idioma quedaría bajo el control completo de la Real Academia Española y en él, aparte bibliotecas especializadas, salas de lectura, auditorios, se instalarían despachos y secretarías para todas y cada una de las Academias hispánicas. En sus viajes a España los directores y miembros de esas Academias dispondrían de oficinas particulares, salas de reunión y servicios de secretaría. ¿Hay alguien que no se dé cuenta del alcance cultural que tendría el Palacio del Idioma? Me alegró comprobar la receptividad del Presidente del Gobierno en las dos ocasiones en las que le abordé el asunto.

El ideal sería instalar el Palacio del Idioma en el Casón, que podría unirse subterráneamente con el gran edificio de la Real Academia Española. Próximo el Museo del Ejército, el del Prado podría extenderse hacia él sin demasiados problemas. Si el Prado no quiere ceder, también resultaría adecuado el propio Museo del Ejército para la magna operación, sobre todo teniendo en cuenta que su traslado se encuentra en avanzado estudio.

“Se trata -escribí aquí hace un par de años- de hacer una operación seria de incalculable alcance cultural. No se trata de crear y financiar un Palacio del Idioma para que mangonee el ministro de Cultura de turno y para plagarlo de funcionarios innecesarios, de amiguetes y paniaguados”.

Zigzag

He pasado un gran rato leyendo Con ojos americanos, la novela de Carmen Riera. El retrato que hace de algunos políticos catalanes y sus corrupciones me parece inmejorable. Con gran nervio narrativo y con mucho humor, la autora pasea al lector por los más diversos ambientes barceloneses a través de los ojos tórpidos y un poco miopes de un periodista norteamericano. Excelente novela de una escritora asentada ya en los lugares de cabeza de la novelística catalana y española de hoy.