Respaldada por un impresionante equipaje bibliográfico, Roseli Santaella Stella me envía un libro que he devorado con interés creciente. Stella, nacida en São Paulo, doctora en Historia, intelectual de indiscutido prestigio, es autora de una vasta obra, en la que destacan media docena de libros imprescindibles para el conocimiento cabal de la historia y de la literatura brasileñas.
Felipe II robusteció los dominios españoles en los que no se ponía el sol, al convertirse en el Rey Felipe I de Portugal y Soberano de Angola, Mozambique, Santo Tomé y Príncipe, Guinea-Bisáu, Goa, Damau, Diu, Timor y Macao (donde todavía el “leal senado” es el ayuntamiento construido durante la época española y la fachada que queda en pie de la catedral se edificó en 1609).
Felipe II y sus sucesores Felipe III y Felipe IV contribuyeron entre 1580 y 1660 (en 1639 se inició la independencia de Portugal) a engrandecer Brasil defendiéndole de los acosos de varias potencias europeas como explica muy bien Stella y documenta Diego Moreno en su Historia das ultimas lutas no Brasil.
El Papa de Roma admitió la presencia española y portuguesa en América sobre la base de respeto a los indios y la evangelización de los hombres y mujeres de aquellas tierras. Portugal no se esmeró en la obra evangelizadora y Felipe II alentó al padre Anchieta a que culminara el esfuerzo de cristianizar el inmenso Brasil.
José de Anchieta, nacido en Tenerife, nieto de judío converso, realizó una ingente labor evangelizadora, aprendió la lengua tupí, fue poeta no desdeñable, negoció con el cacique Tibiriça y escribió una emocionante carta a Felipe II publicada en 1982 por Antonio Rumeu de Armas. El Papa santo Juan Pablo II le beatificó en 1980. Y el Sumo Pontífice Francisco le canonizó en 2010.
Roseli Santaella Stella sintetiza en su libro el gigantesco esfuerzo de la Corona española para mantener la integridad territorial de Brasil
Roseli Santaella Stella sintetiza en su libro, O dominio espanhol no Brasil durante a Monarquía dos Felipes (Unibero), el gigantesco esfuerzo de la Corona española para mantener la integridad territorial de Brasil y la construcción del nuevo Estado. La autora aborda las más diversas cuestiones administrativas, políticas y económicas y, de forma ejemplarmente objetiva, se ocupa de las “instituciones filipinas”.
Brilla en Stella la objetividad y el rigor histórico, al margen de sectarismos y lugares comunes. Todo en su libro es ecuanimidad, rigor histórico, reconocimiento de la gran aportación española a Brasil. Se suma a las posiciones de Gabriel Suares Souza en su Tratado descriptivo do Brasil en 1587. Y no elude ni algunos disparates de los colonizadores ni ciertas tradiciones de los colonizados que Livina Cavalcenti Teixeiro dos Santos describe en un libro descarnado: Antropofagia: la visión del indígena brasileño y la obra de José Anchieta.
Extraordinario libro, en fin, el de Roseli Santaella Stella, escrito desde la serenidad y la investigación científica, sobre una etapa clave de la Historia de España que no entiendo por qué razón permanece oculta o poco estudiada en nuestro país, cuando el gran esplendor del imperio se produjo precisamente al convertirse el Rey de España en Rey de Portugal y Soberano de sus territorios en África y en Asia, con especial atención a Brasil, nación hoy de 8.500.000 km² y más de 200 millones de habitantes, gobernada sabiamente por Luiz Inacio Lula da Silva, donde triunfa, junto al esplendor del deporte, la vida intelectual, la expresión cultural, la gran literatura, la poesía torrencial, las artes plásticas de vanguardia y tal vez la arquitectura más deslumbrante del mundo.