Benigno Pendás se encuentra en la cumbre de su prestigio intelectual. Es además un escritor de calidad, un jurista que ha reflexionado lúcidamente sobre cuestiones filosóficas, artísticas, constitucionales y políticas, autor de uno de los libros grandes escritos en el último medio siglo: Democracias inquietas.
Académico de Ciencias Morales, catedrático de Universidad, Benigno Pendás ocupa lugar de cabeza en la vida cultural española. Ha publicado ya los dos primeros tomos de los seis que proyecta su Biografía de la libertad (Tecnos).
Destaca en Benigno Pendás la moderación y la ecuanimidad. Razona siempre con claridad, auxiliado por un formidable equipaje bibliográfico. Es poliédrico. Estudia sagazmente la biografía de la libertad en la primavera de la Edad Moderna, tras desgranar sus ideas sobre la geopolítica del Renacimiento, el silencio del logos, las utopías ideológicas, la solidez del catolicismo y las referencias protestantes hasta plantear el debate de las ideas que aborrascaron los vientos de la Monarquía española.
Destaca en Benigno Pendás la moderación y la ecuanimidad. Razona siempre con claridad, auxiliado por un formidable equipaje bibliográfico. Es poliédrico
La Edad dichosa y el siglo feliz según el juicio de Menéndez Pelayo, matizado por la obra seminal de Marcel Bataillon, encuentran en Benigno Pendás el contrapunto de debate que la libertad exige, “la zaranda que separa los escobajos de la casca”. Ni una concesión. “Sueños de grandeza y orgullo incluso en la miseria”, Vives al fondo, son los rasgos constitutivos de aquella Monarquía española del siglo XVI, “primera potencia del mundo”. Ortega y Gasset no tenía razón “cuando, atrapado en sus tesis brillantes sobre la Historia de España, se siente obligado a dudar sobre nuestro pathos renacentista”. Coincide Pendás con Sánchez Ron y su libro esclarecedor Cincel, martillo y piedra.
Entre inquietas reservas, Benigno Pendás considera paisaje esencial en la biografía de la libertad, el cauce de la paz de Westfalia, prólogo histórico tal vez a lo que sería la Revolución francesa. Se adensa el pensamiento de Benigno Pendás que pasa del relato convencional al análisis de la savia escondida en el ser histórico, en el ente histórico, es decir, en la Historia por sus causas primeras. Y subraya los Principios de ciencia nueva, de Giambattista Vico, libro clave, 1725, con el que se inicia la filosofía de la historia donde destacarán Oswald Spengler, Johan Huizinga, también Ortega y Gasset, y sobre todo Arnold J. Toynbee.
Atrás queda el absolutismo político, el barroco opresor, la economía mercantilista y la huella fugaz de las escapadas hacia la libertad de Shakespeare y Cervantes, de Velázquez y Bach, cuando la Ilustración golpeaba los portones de Europa y se esforzaba por descerrajar los candados absolutistas.
Certero, profundo, emocionado, sagaz es el análisis que Benigno Pendás hace de Cervantes, al que el poeta Luis Rosales dedicó su mejor libro de ensayo y que el autor de Biografía de la libertad estudia a través, sobre todo, de Francisco Rico, también de Américo Castro, Ortega y Gasset, Juan Valera, Dámaso Alonso, el gran Azorín, José Antonio Maravall, Alejo Carpentier, María Zambrano…
A la entrada del edificio del siglo XVI de la Sociedad Cervantina, en la madrileña calle de Atocha, antigua imprenta de Juan de la Cierva, he indicado, en fin, que se escriban las palabras de Miguel de Cervantes puestas en boca del caballero de la triste figura: “La libertad, Sancho, es uno de los más preciados dones que a los hombres dieron los cielos; con ella no pueden igualarse los tesoros que encierra la tierra ni el mar encubre; por la libertad, así como por la honra, se puede y se debe aventurar la vida…”.