Baterías y rendimiento, la pelea de siempre: Aclarando conceptos
Leemos en Slate el siguiente titular: «Samsung Galaxy S4: la hora de elegir entre rendimiento y batería». En él establecen una relación entre el aumento de los tamaños de los dispositivos y el aumento del rendimiento de los procesadores y sus baterías, pues al disponer de más espacio para poner la batería, deben disponer automáticamente de baterías más grandes. No obstante, el artículo, a título personal me parece un auténtico despropósito, pues obvia varios puntos muy importantes en todo momento y además comete algún error grave sin despeinarse en absoluto.
El disparate del tamaño
Por un lado el argumento más importante expuesto en el citado medio es el de que, al aumentar la superficie de pantalla, forzosamente debe estar aumentando el tamaño de las baterías, lo que nos está ofreciendo mejor rendimiento en cada ocasión a costa de embutir enormes baterías en los dispositivos.
Pero parten de una base errónea. Se están pudiendo empotrar baterías de mayor capacidad, pero se está haciendo a costa de mejorar las dimensiones de estas, no de meter baterías más grandes. No hay más que fijarse precisamente en las dimensiones de los teléfonos. Que sí, que son más grandes… en superficie. Porque parece que nos hemos olvidado que las placas base mantienen el grosor, las pantallas prácticamente también y sin embargo no ha parado de reducirse el grosor de los teléfonos, cada vez son más finos, y eso tiene que salir de algún lado. Es decir, que tenemos baterías un poco más grandes en superficie que, a cambio, son bastante más estrechas, así que en este aspecto salimos más o menos igual que estábamos, no se avanza demasiado.
Además, por otro lado, usan un ejemplo que, precisamente, es el peor de todos para ilustrar esto, pues comparan la potencia del primer iPhone con sus sucesores y estamos hablando de teléfonos cuyas baterías han cambiado de dimensiones en solo dos ocasiones (y tampoco es que hayan cambiado demasiado, más que nada la forma).
El acierto en la potencia
No obstante, sí que han acertado en una cosa y es que la actual tasa de evolución, de prácticamente duplicar la potencia anualmente es insostenible a largo plazo debido precisamente a los límites físicos de los materiales, no a los de las baterías.
Imaginemos por un momento que seguimos aumentando la capacidad de las baterías (que es lo que en realidad está cambiando actualmente, no el tamaño) de forma que esto no es un obstáculo de cara a utilizar las mejoras tecnológicas que nos ofrecen los procesadores, ¿en qué se basan esas mejoras? Por un lado se basan en el escalado de los componentes, es decir, usamos transistores más y más pequeños para fabricar los procesadores, lo que en la práctica nos permite crear, en el mismo espacio que el año pasado metíamos un millón de transistores, crear este año un procesador en el que quepan 1,5 o 2; por el otro lo que tenemos es un aumento de las velocidades de procesamiento, que dependen de la frecuencia de oscilación de los relojes internos de los procesadores y de la velocidad de sus buses de entrada y salida. La frecuencia de oscilación es limitada, no puede crecer hasta el infinito porque, llegado cierto punto el oscilador simplemente se rompe y con el escalado pasa algo parecido, podemos reducir el tamaño, pero existe un límite físico que no podemos sobrepasar y donde, queramos o no, tendremos que estancarnos. Así que sabemos que la potencia puede seguir aumentando, pero poco a poco, a costa de mejoras en escalado, en velocidad y por supuesto, el uso de nuevos materiales, que permiten un rendimiento optimizado (como por ejemplo menor disipación térmica de energía, lo que mejora tanto el consumo como el rendimiento, un chip frío rinde mejor que caliente).
Un análisis desafortunado, una conclusión sólo medio cierta
Así que, ya veis, parece que en esta ocasión el análisis de Slate ha patinado un poco, aunque han dado con una clave importante y es que vamos a tener que elegir entre batería y rendimiento, pues, aunque ambos se incrementan significativamente de una generación a otra, al exigir las nuevas gamas de procesadores más batería lastran el rendimiento de estas, así que no debemos olvidarnos de que no se puede tener todo en esta vida y debemos tener clara cual es nuestra prioridad. No obstante, poner como titular lo del S4 me parece de un oportunismo que es, en el mejor de los casos, un poco triste.
La verdad es que me he encontrado con bastante gente que opina como ellos con respecto a las baterías, pero, personalmente, no hay más que mirar los tamaños de las baterías de los primeros androides y el aumento comparativo de rendimiento que nos hemos encontrado en los nuevos, que son más grandes, sí, pero proporcionalmente ha aumentado su capacidad con respecto a su tamaño. Como siempre, si queréis hacer algún apunte al respecto, tenéis los comentarios a vuestra disposición
Fuente: Slate