Una de las medidas más difíciles y polémicas de la legislatura está cerca de hacerse realidad. La creación de una app del Gobierno para restringir el porno a los menores en España tiene por delante muchos desafíos, tanto legales como técnicos, especialmente porque el plan es que empiece a funcionar a partir de este mismo verano.

Se trató de un anuncio polémico, no tanto por el fin de proteger a los menores (que comparten desde la oposición), sino por las posibles consecuencias para la privacidad y el derecho al acceso a la información sobre el que se basa Internet. Eso, por no decir nada de la dificultad de implementar un sistema único en la Unión Europea y que no tiene nada que ver con los bloqueos generalizados de contenido que ya son posibles con leyes de derechos de autor y de terrorismo, por ejemplo.

El primer paso se dará este mismo marte, con la aprobación en el Consejo de Ministros de un Comité de Expertos para la creación de un “entorno digital seguro para la juventud y la infancia”, que tendrá que decidir los siguientes pasos de la Agencia Española de Protección de Datos (AEPD) y la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC).

No sólo porno

El objetivo último es que acceder a la pornografía no sea tan fácil como pulsar un botón; aunque la mayoría de las páginas que ofrecen este tipo de contenido ya tienen controles, suelen reducirse a confirmar la fecha de nacimiento o incluso responder a la pregunta de si tenemos más de 18 años. El propio presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, lo ha asemejado a los mensajes de las ‘cookies’; según los estudios, 9 de cada 10 usuarios simplemente pulsa en ‘Aceptar’ “de forma automática sin vacilar” en palabras del presidente.

Pedro Sánchez ha planteado que encontrar porno es demasiado fácil, afirmando que “basta con teclear la palabra ‘porno’ en Internet para que en 0,23 segundos aparezcan más de 5.700 millones de resultados”, sin verificar la edad de los visitantes. El presidente también ha llegado a afirmar que “casi el 90% [de ese contenido] muestran agresiones físicas o verbales” contra las mujeres.

Pero no es sólo el porno. Entre el contenido que las herramientas implementadas por la AEPD tendrán que bloquear también se encuentra contenido potencialmente perjudicial para los menores, incluyendo la violencia o productos inadecuados como el alcohol o el tabaco. La magnitud del proyecto, por lo tanto, puede ser potencialmente muy superior a lo estimado.

Contra patrones adictivos

De hecho, la app obligatoria para acceder a la pornografía es sólo una pieza del puzle que tendrán que completar la AEPD y la CNMC, aunque será la más evidente al inicio. La Agencia dará prioridad a la investigación y sanción de las páginas web que no cumplan con los nuevos requisitos de verificación de edad, como no usar la app; y la Comisión será la encargada de decidir qué páginas son las que deben usarla. Los servicios que no sigan estos pasos se arriesgan a cuantiosas multas.

Pero las multas serán sólo el principio. Basándose en las nuevas reglas europeas, el Gobierno de Pedro Sánchez plantea la persecución de algoritmos y patrones adictivos usados por apps y páginas web para ‘enganchar’ a los usuarios y que sigan usando sus servicios; normalmente para mostrar más publicidad o para vender servicios como suscripciones. Ese es otro factor importante para Pedro Sánchez, que ha vinculado la pornografía con el uso diario de pantallas, especialmente entre los menores, que pasan de media cuatro horas diarias en sus dispositivos.

De esta manera, el presidente ha querido dar peso a su propuesta de bloqueo del porno, asociándola con las últimas llamadas del Parlamento Europeo para acabar con la adicción a las apps y a Internet. Los parlamentarios votaron a favor de la creación de nuevas leyes que hagan estas plataformas menos adictivas, prohibiendo algunas de las prácticas más comunes diseñadas para mantener al usuario pegado a la pantalla.

Entre estos ‘patrones adictivos’ se encuentran los algoritmos, que deciden el contenido que se muestra en la app en base a los gustos y el historial del usuario; están diseñados para mostrar siempre publicaciones que puedan interesar al usuario, pero eso también supone que pueden mostrar contenido polémico, divisivo o extremista para generar ‘engagement’ entre los usuarios.

En otros casos, estos patrones adictivos son funciones que parecen básicas, pero que están diseñadas para que el usuario siga usando la app; por ejemplo, el ‘scroll’ infinito, que carga contenido cuando el usuario llega al final de la página, o la reproducción automática, que muestra vídeos sin necesidad de pulsar en ‘Play’, están en el punto de mira de los legisladores europeos y la nueva ley española también podría ir contra estas prácticas.

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