La Copa del Rey se le puso complicada al Real Madrid en el momento en que Iago Aspas puso el balón en el fondo de la portería del Bernabéu en pasado miércoles. Marcelo hizo un intento por solucionar la eliminatoria, pero el tanto de Jonny al minuto puso un 1-2 en el marcador que obliga a los blancos a viajar a Vigo con una sola cosa en la cabeza: marcar dos goles y no recibir ninguno.
Zidane lo sabe y lo quiso recalcar en rueda de prensa. Tarea difícil para los suyos, pues Balaídos apretará mucho soñando con una Copa que el año pasado el Sevilla tiró por tierra. Por ello, el técnico francés estuvo trabajando en el último entrenamiento previo al partido diversas jugadas que terminaban siempre con disparos a puerta. Los jugadores estuvieron afinando bien la puntería a conciencia, sabiendo que ni el cero ni el uno en el marcador son válidos para lograr unas semifinales de Copa que serían una forma además de reafirmar que el mal momento merengue no es más que un bache.
La buena noticia es que el equipo contará, tras las dudas generadas desde el sábado, con Cristiano Ronaldo, su referencia y máximo goleador. El portugués buscará salvar los muebles en un partido de esos que quedan en la retina del madridismo, como ya hizo en 2013 cuando remontó una eliminatoria, también contra el Celta, gracias a un hat-trick.
Sin olvidar la figura de Sergio Ramos, el héroe merengue de los últimos tiempos. Siempre presente cuando el Real Madrid está en apuros, el camero está sacando al equipo de numerosas tensiones. El partido de este miércoles es una nueva oportunidad para demostrar de nuevo su habilidad para rescatar al equipo de situaciones límite y llevar al Madrid en volandas a las semifinales de Copa, uno de los objetivos merengues esta temporada.