No es la primera vez que se habla de la profundidad de banquillo del Real Madrid esta temporada y todo apunta que tampoco será la última. El pasado sábado ante el Eibar, Zidane reservó a muchos de sus indiscutibles pensando en el partido de Champions. Era el turno de James, Asensio, Lucas, Danilo o Nacho y respondieron. Y no es la primera vez en la presente campaña, en la que Zidane no para de cerrar la boca a los que critican su plan de rotaciones.
El banquillo volvió a funcionar en una noche importante para el Real Madrid. Tras el empate ante Las Palmas, los blancos necesitaban sumar tres puntos y responder a los que ya hablaban de crisis. Zidane volvió a mostrar que no le tiembla el pulso a la hora de mover el banquillo a pesar de ser un partido transcendental para La Liga, objetivo primordial esta temporada. Además, se presentaba un encuentro complicado con la ausencia de Bale y Cristiano, a los que supieron suplir de maravilla tanto Lucas Vázquez como Asensio. El Plan B de Zidane pide a gritos cambiar de letra y pasar a ser el Plan A, demostrando sobre el césped que quieren seguir sumando minutos.
Fue la noche de las reivindicaciones: Benzema, Zidane y los jugadores que suelen empezar desde el banquillo dieron un golpe encima de la mesa. Y lo que es más importante, el equipo también lo hizo. 1-4 en Ipurua y directos a Nápoles para defender el 3-1 logrado en el Bernabéu en Champions, donde esperan que un pase a cuartos zanje por fin las dudas.