La RFEF y sus órganos disciplinarios se han topado con un grave problema tras un informe remitido por La Liga en el que se recogían todos los insultos que se profieren en los estadios. Las sanciones que se han impuesto a los clubes por expresiones violentas que sus hinchas, en la mayoría de sus casos grupos radicales, se dedican a gritar a entrenadores, jugadores y cuerpo arbitral terminan siendo anuladas o no llegan a ser efectivas.

Ante este vacío legal, la F

ederación Española de Fútbol, considerando que se debe terminar con la violencia en los terrenos de juego, ha llevado acabo una modificación en su ordenamiento disciplinario. Este cambio ha conllevado la creación de un nuevo artículo donde se recoja este tipo de mensajes que, sin llegar a ser violentos, se consideren degradantes o vejatorios ya sea hacía el equipo rival, jugadores, afición o árbitros. Este artículo recibe el nombre de “Actos y conductas contrarias a la tolerancia y el respeto”.

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