La final de la Champions League disputada este sábado 26 de mayo en el Estadio Olimpico de Kiev es el ejemplo perfecto de como la alegría absoluta de unos puede ser la mayor tristeza para otros. Es el caso de Gareth Bale y Loris Karius,
El extremo galés, que ya había marcado un golazo de chilena para poner el 2-1, marcó el posterior 3-1 gracias a un disparo muy potente, desde larga distancia. El exjugador del Tottenham Hotspur, que saltó al campo desde el banquillo, es el primer suplente que anota un doblete en una final en toda la historia de la Champions.
Por otro lado, el portero alemán fue el peor jugador sobre el terreno de juego. Tras un error garrafal que supuso el 1-0, obra de Karim Benzema, el guardameta del Liverpool acusó de manos blandas ante el misil del británico. El balón le impactó en los guantes para, posteriormente, desviarse e introducirse en la meta.
Con los dos goles de Bale, sumados a los dos errores garrafales de Karius, el Real Madrid se proclama campeón de Europa por decimotercera vez en toda su historia, así como por tercera vez consecutiva. Un hito sin precedentes, que vuelve a demostrar el dominio blanco en el continente.
Tras Lisboa en 2014, Milán en 2016 y Cardiff en 2017, la ciudad de Kiev y el año 2018 se graba en la memoria del madridismo. Esta vez, con Bale como gran héroe... y Karius como villano para los aficionados del conjunto rival.