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Cómo aumentar el placer en el sexo

27 agosto, 2018 19:00

El sexo es uno de los tres estímulos incondicionados que son necesarios en la vida, en todas la personas, junto a las necesidades de comer y beber.

 

Dejando de lado complejos, traumas y otras experiencias que pueden convertirlo en algo a evitar, el sexo de por sí crea placer siempre, si se practica “la autosuficiencia” (masturbación) o si es en pareja, con una condición: que de principio a fin sea consentido tanto en tenerlo como en el tipo de prácticas. Y lo más importante para no equivocarse en lo que se hace para dar placer y en lo que se necesita para sentir placer, lo mejor, es la comunicación, guiar siempre con palabras y con gestos sobre lo que nos gusta y sobre lo que no. Lo primero que crea excitación es la imaginación de cualquier tipo de actividad relacionada con el sexo.

Los besos suaves son una de las mayores fuentes de placer y aumento de la tensión sexual, independientemente de la estimulación explícita de zonas erógenas. Besarse crea un placer psicológico y químico (se libera oxitocina, hormona del amor), por lo que los besos deberían estar presentes durante todo el acto sexual.

La piel de todo el cuerpo está llena de terminaciones nerviosas que pueden hacernos vibrar dependiendo de cómo se nos acaricie y siempre la mejor forma es la suavidad y la lentitud, que  además están asociadas con el erotismo. El cerebro en estos momentos de disfrute mediante la piel suele, a modo de película, crear imágenes mentales de esas caricias, por lo que hace que también aumente la excitación. Los tocamientos de zonas erógenas también deberían hacerse con suavidad y lubricación..., y después con o sin orgasmo y con o sin penetración (ambos no obligatorios) podemos decir que el disfrute está asegurado. Así ya hemos tenido un acto sexual bastante placentero. Es muy muy importante la participación ACTIVA de los dos miembro de la pareja

Pista importante: Cuando una mujer se siente deseada y mimada antes del acto sexual y no como un mero objeto de desahogo del hombre, es mucho más participativa, y esto a vosotros también os excita más que la otra cara de la moneda, que es tener la sensación de estar con una muñeca hinchable. Y bueno, al grano. En lo psicológico, introducir todo tipo de fantasías porque, como he dicho antes, nuestro cerebro las ve como una película real que multiplican la excitación. En lo físico, que es lo real, llevar a cabo esas fantasías. No hay ningún límite de prácticas en una pareja siempre y cuando los dos estén de acuerdo, cualquier cosa.

Luego están las otras zonas muy sensibles para acariciar con suavidad, con la mano, con plumas, con un peluche, con tu melena si eres mujer, soplando muy flojito, con la lengua, con los labios... (esto ya es fantasear eehhh!!, te lo estoy dando casi hecho); pues eso, las zonas a explorar de esa manera tan excitante, tanto en hombres como en mujeres, son: cara interna de los muslos,  los costados, la parte central y baja de la espalda, pliegues de las rodillas, lóbulo de la oreja, la nuca, pezones, parte baja del ombligo hasta el pubis (preferible acariciar esta zona hacia el final de los juegos y previamente a tocar genitales). Y en genitales, sobre todo clítoris y glande, siempre con mucha suavidad y mejor con algún lubricante o saliva porque son zonas de piel muy finita y sensible (yo prefiero los lubricantes efecto calor que se encuentran en cualquier supermercado).

El clítoris mejor no tocarlo directamente o muy suavemente y con lubricación, sin presionar. El glande lo mismo. Con lubricación o indirectamente tapándolo con la piel retraída del pene. Existe actualmente para las mujeres una técnica médica para aumentar el placer, que consiste en una infiltración de ácido hialurónico en el punto G. Se aumenta el tamaño de esta zona con lo que al hacer la penetración hay más fricción con el anillo del glande y más excitación. Por supuesto, además de esto, existe la variabilidad que cada persona con el tiempo ha ido experimentando tanto en posturas como en tocamientos...,  más “agresividad” al tocar, al  besar, los juguetes como los vibradores, tanto vaginales como anales, y un sin fin más sobre lo que hay poca información o errónea y de lo que hay muchísimo más para hablar.

Ana M. Ángel Esteban. Psicóloga Clínica, Sexóloga.

Clínica del Rosario. Toledo. 615224680

 

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