Terapia de pareja, la mejor forma de ordenar la relación
¿En qué consiste una terapia de pareja? Hasta no hace mucho no empieza a establecerse como una de las mejores opciones -la mejor sin duda- para poner “en orden” la convivencia o dejar de tenerla de la forma menos traumática posible.
Hacer un tratamiento de pareja siempre resulta positivo porque sirve para mejorar también al individuo. Hay personas que piensan que ir al psicólogo es “no estar bien mentalmente” (afortunadamente cada vez menos), pero es que debe ser un psicólogo entrenado en este tipo de terapias quien debe hacerlo, ya que la forma de proceder en las sesiones es un poco distinta a la de otros tratamientos.
A veces se piensa que es meter a una tercera persona en la relación, a un intruso a quien le vamos a airear todos nuestros problemas ¡uuuff, qué vergüenza!, pero que sea un psicólogo especialista garantiza precisamente que NO TE VA A JUZGAR, que te va a escuchar sobre todo aquello que no soportas de tu relación, sobre lo que quieres que cambie. Es la persona que te orienta y aconseja en lo que debería y no debería hacerse en vuestra relación, en concreto, y os va a dar estrategias bastante sencillas para mejorar. El porcentaje de mejoría tanto a nivel de convivencia, sexual e individual después de una terapia de pareja es del 90%.
Las principales razones por las que me llegan parejas con problemas son convivencias conflictivas, falta de sexo, aburrimiento e infidelidades. Pero a una terapia de pareja no solo se va cuando hay problemas, sino también cuando se busca mejorar la relación. El mejor momento es cuando uno de los dos -o los dos- perciben que algo empieza a ir mal, o que alguna discusión se hace más frecuente. Dejar pasar el tiempo es engordar la bola, empezar a generar reproches, crear desagrado, distanciarse, dejar de tener sexo..., y cuando ya han pasado 4 o 5 años y se decide venir a la consulta, en muchos casos es tarde. Muchas veces aún se quieren, pero han acumulado muchísimas rutinas y mecanismos de defensa que ya no saben cómo revertirlas.
Para que la terapia sea eficaz es muy importante que ambos miembros estén de acuerdo, lleven mal el tiempo que lleven. Es interesante incluso acudir a una sesión para, de forma individual primero, plantear cómo decirle a tu pareja la necesidad de buscar ayuda profesional porque no sabes qué te pasa, o no sabes expresarle un problema del que posiblemente el otro no tenga conciencia.
Mi forma de trabajar con la pareja no consiste en que los dos estén juntos en la consulta. Solo a ratos, porque necesitamos total sinceridad y libertad para expresar todo el malestar, cada uno desde su punto de vista y situación en la pareja. En la primera sesión vemos cuáles son las “piezas del puzzle” de esa convivencia y mi pregunta más importante para cada uno, a solas, es si realmente quieren seguir y por qué. ¡ESENCIAL! La comunicación es lo más importante a evaluar, la utilizamos para manifestar cariño, malestar, peticiones…
En la pareja, de forma individual, necesitamos unos mínimos para nosotros mismos y que no tienen por qué interferir en la convivencia. En una terapia ambos tienen que cambiar cosas, uno más que otro, sí, pero ambos, y suele ser también en cosas imperceptibles que con el tratamiento se hacen evidentes.
Los terapeutas de pareja tenemos la capacidad de ver si hay posibilidades de resolver el conflicto o, por el contrario, conviene plantear la separación; la duración del tratamiento variará en función del motivo del desencuentro y de las ganas que cada uno ponga en resolverlo. En mi experiencia, las terapias más largas son las que tienen su origen en la infidelidad de alguno de ellos.
Lo esencial es aprender a convivir respetando al otro y sintiéndote pleno contigo mismo. ¿Qué es lo que más escucho? Ellas quieren “más” y ellos tranquilidad. Ellas necesitan la cercanía emocional, sentirse escuchadas y compartir las tareas de la casa. No saben cómo hacérselo llegar sin que se convierta, casi siempre, en bronca. Ellos necesitan pistas, no saben adivinar. Están un poco despistados con lo que les pedimos y cuando piensan que lo arreglan todo con dinero o con trabajos manuales (en la casa…) no entienden cóoooomo pedimos más.
Es un grave error pensar que ya nos dan o les damos todo, según lo que entendemos por “dar todo”. A cada uno hay que darle lo que necesita: amor, emoción, barrer el patio, sacar al perro, ponerte sexy... Agradar al otro de la forma en la que sabemos que agradamos al otro, no en la que pensamos que lo hacemos.
La convivencia puede ser bastante fácil si hablamos el mismo lenguaje. Y si no sabemos, se aprende. Las mujeres tenemos que empatizar con los hombres, y viceversa. Y cuando la convivencia rueda, el sexo se triplica, la salud mejora, cambia el ánimo y, en fin..., ¿te has planteado alguna vez hacer una terapia de pareja?
Ana M. Ángel Esteban. Psicóloga Clínica, Sexóloga. Toledo. 615224680
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