Page con cara de póker
A Page se le ha puesto el semestre raro. Y también incógnito. Con lo bien que le pintaba mayo y lo carísima que está de pronto la vida. Ha sido cambiar el aire en un suspiro andaluz y ponerse turbulento el horizonte. Todos pensando que Paco Núñez iba camino del traspiés y ahora las apuestas llegan asustadizas e inestables. Nada se ha perdido en el socialismo regional pero el terreno ganado se ha vuelto resbaladizo. El presidente Page ya contaba con las molestosas piedras del camino que pone a diario el doctor Sánchez y tal, que va directo a la gloria, pero cabe imaginar que el fin del susanato le ha pillado de sorpresa y se le ha disparado el marcador de la melancolía, que es el lujo que la política nunca puede permitirse. Antes miraba el líder de los socialistas castellano-manchegos a Susana Díaz y veía su propia fortaleza reflejada en el agua clara de la próxima primavera pero ahora tiene que echar cuentas otra vez y volver a repensar la ruta tras la montaña inesperada en el paisaje. Todo brumas.
Nada hay en la España de hoy más inestable que la política y el electorado. Puras arenas movedizas. El tal Tezanos, ese genio demoscópico que trabaja personalmente para Sánchez pero al que llamativamente le pagamos su sueldo entre todos, ha terminado por cargarse el último observatorio medio fiable del estado de ánimo del ruedo nacional y ahora tenemos que ir a ciegas. Si Tezanos hubiera dicho la verdad andaluza tal vez el susanismo podría haber reaccionado y movilizarse hasta el último voto del último rincón, pero la simulación universal se ha impuesto en la política española y eso a Page ha empezado a resultarle una dificultad. También una oportunidad de abrir los ojos: el todoterreno de gama alta viajaba por tierras castellano-manchegas con el piloto automático, pero sin que nadie sepa muy bien qué es lo que ha pasado Paconúñez apareció de pronto en el retrovisor y se ha convertido en una preocupación real. Ahora Page tiene que ir mirando a derecha y a izquierda y no perder de vista al resto de la competición. Ni tampoco a la Moncloa, a la que los socialistas de Castilla-La Mancha están empezando a coger una manía adorable y enternecedora, otro gran éxito del genio de Ferraz.
El mayo electoral, en fin, va llegando guasón y le ha puesto a García-Page cara de póker. El patio está entretenidísimo pero nadie apuesta un euro ya por el futuro reparto de Gilitos. Las próximas Cortes de Castilla-La Mancha van a ser cualquier cosa menos aburridas: muerto tal vez para siempre el bipartidismo clásico de la región y amortizada la muletilla coja de Jose García Molina y sus Podemos, los sueños están abiertos en el arco parlamentario y las esperanzas de Page y de Núñez se mueven hoy en día entre las emergencias de Ciudadanos y quién sabe si de Vox y un futuro de pactos complicados que no sabemos por dónde llegarán. Pisamos suelos de cristal: qué tiempos castellano-manchegos en los que sólo había un rey del mambo y todas las quinielas eran ganadoras. Pero todas.