Page frente al esforzado Paco Núñez
Paco Núñez, el joven y voluntarista líder del PP de Castilla-La Mancha y jefe de la oposición regional, hace lo que puede pero lo suyo está complicado. Su misión es trabajosa tirando a imposible: aparte de la enrevesada labor de fontanería para mantener la paz y el orden entre los populares castellano-manchegos, siempre con su punto de indisciplinada naturaleza, Paco Núñez tiene que lidiar con un todopoderoso Emiliano García-Page que no sólo está en un momento de gracia sino que, además, ha conseguido en el mejor estilo Pepe Bono llevarse a sí mismo y al PSOE autonómico a una casi plena identificación con la sociedad castellano-manchega, la oficial y la real. Page ha sabido generar en estos años una interconexión total de todos con todos que le resulta muy rentable política y electoralmente, y frente a eso el líder popular sólo puede sentarse y aplaudir.
Paco Núñez está haciendo un visible esfuerzo personal y político, con mucha tarea diaria por toda la región, para generar popularidad y comunicación con los castellano-manchegos, pero su loable trabajo mucho me temo que por ahora se queda a larga distancia de los objetivos que él y su partido quisieran conseguir. Frente a la impresionante maquinaria política que despliega Page a diario en todos los frentes posibles, la modesta estructura de Paco Núñez tiene poco que hacer en el imprescindible horizonte de convertirse en la voz y la imagen de Castilla-La Mancha, y esa debilidad a día de hoy le sitúa muy lejos de su mejores sueños políticos al dirigente popular. Es verdad, en su descargo, que tampoco ayuda la falta de pegada política y mediática que frente a Pedro Sánchez está demostrando la dirección nacional del PP que lidera Pablo Casado. La capacidad propagandística de la izquierda es gigantesca y asombrosa.
Así que, no sé, la legislatura pinta intrincada para los populares castellano-manchegos, por mucho que la mayor parte del partido en la región esté apoyando con pocas fisuras a Núñez y quiera ser optimista para los próximos años. El trabajo del presidente regional del PP está bien enfocado y con la necesaria intensidad, pero el problema lo tiene enfrente: un García-Page en su mejor forma política, con mayoría absoluta incontestable, jugando a los cariñitos con Ciudadanos y, sobre todo, dejando claro mediática y socialmente cada mañana que el disparatado PSOE de Sánchez no es el PSOE de Page y que en Castilla-La Mancha los socialistas sí respetan la Constitución y las reglas del juego de la democracia, sí defienden a los castellano-manchegos, sí son sensatos y moderados y sí están dispuestos a tener su propio discurso y enfrentarse al Gobierno y a quien haga falta por la región. El relato en Castilla-La Mancha es de Page: total y completo.
De manera que el electorado castellano-manchego, siempre prudente y conservador, tal vez pueda asustarse con el terrible dúo coaligado que formanPedro Sánchez y Pablo Iglesias a lomos del separatismo, pero recibe de Page el mensaje diario de que el socialismo castellano-manchego realmente es otra cosa muy diferente y todo el mundo en la región puede dormir tranquilo. El insomnio nacional vendrá sólo de Sánchez:Page ha generado ya su propia marca política en Castilla-La Mancha y eso a Paco Núñez le pone una montaña delante de improbable coronación. Azul oscuro casi negro: es difícil, casi imposible, lanzarse con éxito contra esta realidad.