Victor Serge: Memorias de un revolucionario
Victor Napoleón Lvovich Kibalchich “Víctor Serge”(Bruselas, 1890-Méjico, 1947), hijo de exiliados rusos en Bélgica, durante el zarismo tiene una de esas biografías comunes a las generaciones europeas que se desarrollaron en las grandes luchas obreras y que tuvieron en la Revolución rusa de 1917 el modelo que les marcaría la vida.
Testigo de la Barcelona revolucionaria de la segunda década del siglo XX en la que traba amistad con Nin, Ascaso, Durruti, Seguí y que tendría luego su punto álgido en el denominado trienio bolchevique, prisionero y rehén en Francia, canjeado y enviado a la Rusia que se bolcheviza cada día que pasa, será testigo de los principales acontecimientos que cambiaron Rusia y tuvieron una repercusión en toda Europa y todo el mundo y que tras conocer a todos sus grandes protagonistas y dejarnos retratos impagables de Kropotkin, Lenin, Trostky, Zinoviev… acabará desencantado por la deriva autoritaria que desmbocará en Stalin convertido en el nuevo y terrible gran zar de todas las Repúblicas Socialistas Soviéticas que conformaron la URSS de los setenta años.
En 1936, desatados los procesos de Moscú que abrirían los ojos a muchos intelectuales sobre la clase de nueva tiranía que se había instalado en la vieja Rusia, el caso Víctor Serge se convertiría en el paradigma de la revolución traicionado. En el monumental Journal Litteraire de Paul Léautaud aparecen dos referencias al autor de estas Memorias de un revolucionario . La primera el seis de agosto de 1936: “Me habla a continuación (se refiere a Georges Duhamel) de Victor Serge (Kibaltchiche), del que acaba de conocer su llegada a Bélgica, donde ha obtenido, a través de Vandervelde, el permiso de residencia. Me describe a Victor Serge como un muchacho distinguido, buen escritor, autor de un libro notable (no me he quedado con el título) que tiene su interés. Piensa que gracias a las gestiones de Gide, actualmente en Rusia, ha sido liberado. Me habla de todo lo que él mismo ha movido por su liberación. Se queja y muestra una cierta amargura porque ninguno de los amigos de Serge, que saben todo lo que ha hecho para obtener su libertad, se han molestado en informarle de su llegada a Bélgica y que se ha enterado de todo por casualidad.” (Tomo XI, páginas 222-223)
El 23 de noviembre del mismo año es también Georges Duhamel el que le habla de Serge: “Lea esto, Léautaud. Tiene toda la pinta de ser verdad. Léalo, se lo ruego”. Es el relato de Victor Serge de la ejecución de dieciséis revolucionarios del partido de Trostky, en Moscú, en agosto último. Yo le pregunto por mi parte si ha leído en el último número de La Lumière un artículo de una página entera de Renaud de Jouvenel sobre su visita a las prisiones rumanas (prisioneros políticos). Me contesta que no y cuando le digo que son cosas abominables, me dice: “Esos países son países de bárbaros.” (Tomo XI, página 275)
Las memorias de un revolucionario son el relato de una vida de un amante de la libertad que creyó en la utopía revolucionaria, primero anarquista, luego bolchevista y que acabó combatiendo con el mismo empeño revolucionario la utilización que de esas grandes ideas hicieron, los que a la postre se convertirían en los mayores y más acreditados enemigos de la libertad. Muy recomendable para todos los que creyeron que el 15-M era algo muy distinto al dominio del rebaño de un macho “alfalfa”.
Víctor Serge. Memorias de un revolucionario. Edición y prólogo de Jean Rière. Traducción de Tomás Segovia. Ed. Veintisiete letras, 2011. 608 páginas. 23€.