Poesía de Pedro Calderón de la Barca
A cualquiera que se le diga que hasta este año de 2018, no existía una edición completa de la poesía no dramática de Pedro Calderón de la Barca (Madrid, 1600-1681) le resultaría increíble, pero esa es la realidad. Llamó la atención sobre ello el gran crítico Ricardo Senabre en el año 2000, cuando se celebraba el cuarto centenario de su nacimiento y nos lo recuerdan en el prólogo, a esta primera edición en la introducción, los editores Luis Iglesias Feijoo y Antonio Sánchez Jiménez. Por primera vez y en la prestigiosa colección Letras Hispanas de la editorial Cátedra se recoge toda su producción poética, en tres apartados clasificados como, poemas de autoría segura o muy probable, poemas de atribución incierta, más dos poemas calificados como de atribución errónea. A ellos se han añadido los setenta y tres sonetos que aparecen en sus obras teatrales y el Discurso de los novísimos en un apéndice. En total son ciento treinta y nueve composiciones de variada temática, circunstancias y métrica.
En la clasificación que los editores realizan, teniendo en cuenta su contexto, poco más de un tercio de ellos son poesías que Calderón escribió con motivo de justas poéticas, entre las que destacan las celebradas con motivo de la beatificación y canonización de San Isidro, la muerte de Felipe IV o las fiestas en honor de Santa Rosa de Lima o San Francisco de Borja. Otro tercio son preliminares de libros, en las que, además del propio valor literario aparecen claramente las alianzas y amistades literarias que a lo largo de su carrera fue entretejiendo Don Pedro. Y por fin otra parte fuera de las no adscritas a ninguno de los apartados serían las dedicadas a las fiestas cortesanas, unas celebraciones, tan de la época, como las propias justas poéticas.
Según la temática de los poemas la clasificación contempla cuatro categorías, que van, desde los poemas religioso en los que se incluyen dos de temática ascética y que suman un total de dieciséis; los epidícticos, contemplados en la retórica clásica como el género demostrativo dedicado a relatar hechos del pasado, frente al género deliberativo o el judicial que serían dieciosho; los funerales en número de ocho; y por fin los burlescos en número de cuatro. Los sonetos incluidos en obras teatrales y el apéndice mencionado no se contemplan dentro de ellos.
Como decía al principio, resulta sorprendente que de un clásico como Calderón no existiera una recopilación de sus poesías no dramáticas, pero así es la cosa que viene ahora a remediar esta rigurosa y cuidada edición de Cátedra que viene a llenar uno de esos huecos que hasta ahora existían en nuestras bibliotecas. Leer y releer a nuestro clásicos nunca está de más y aquí hay una nueva oportunidad.
Pedro Calderón de la Barca. Poesía. Edición de Luis Iglesias Feijoo y Antonio Sánchez Jiménez. Ed. Cátedra. Colección Letras Hispanas. 2008. 560 páginas. 14,55€.