Lo mejor de John Le Carré
La muerte de John Le Carré me ha pillado leyendo, o intentando leer, algunas de sus obras en esa puesta al día de las novelas de género de la que tiene buena culpa la lectura del libro de Pedro García Cuartango ya comentado hace varias semanas.
Hace años había comenzado a leerlo pero me quedé en la primera entrega,Llamada para el muerto, que he vuelto a leer y en la que se hace la presentación y el primer retrato de George Smiley, que el inolvidable escritor y editor Carlos Pujol, en su prólogo a la edición de Bruguera, resume así: “Smiley es un cincuentón bajo y robusto de cara gordezuela y arrugada, al parecer con aire de batracio, miope e impenitentemente mal vestido, que sugiere a los que no le conocen la imagen de algo así como un jefe de negociado. Nada en él es pintoresco o atractivo, todo gris y vulgar. Y en su profesión se le conceptúa como un agente eficaz y poco brillante, un espía cansado, desgastado en una labor oscura, con una vida matrimonial rota cuyo recuerdo no deja de perseguirle. Un hombre frustrado y dolorido, que pasó por Oxford y que conserva como residuo intelectual su devoción por los poetas barrocos alemanes…”
Y tras esa primera, han ido cayendo una tras otra:El espía que surgió del frío, El topo y La gente de Smiley.Todas ellas pertenecientes a la primera etapa de este antiguo miembro de los servicios de inteligencia británicos que acabaría triunfando en el mundo literario con novelas que tienen por fondo los años de la Guerra Fría y en las que tan importante como la trama es el análisis de unos personajes que giran alrededor del tema central de todas ellas, que no es otro que la traición. Un tema que además de estar presente en el enigma a resolver, porque siempre hay un traidor, anida en la vida interna de cada personaje.
Pero ese Le Carré que se lee de un tirón, empieza a desaparecer cuando parece que pretende ser un escritor con la necesidad de demostrar que escribe muy bien porque se recrea en descripciones continuas, en excursos que no vienen a cuento y en añadir saltos temporales continuos o recursos de admiradores de Joyce. Se me ha caído de las manos.
Así me ha pasado con El infiltrado y Un espía como los nuestros, muy lejos para mí, de las citadas anteriormente, en las que los objetivos “literarios” eran mucho más modestos. La decepción con esos títulos, que ya no pertenecen al mundo del primer Le Carré y su Smiley, ha sido rotunda.
Menos mal, que repasando la bibliografía de este David Cornwell que eligió llamarse John Le Carré, todavía me quedan títulos por leer de aquella primera época.
John Le Carré. Llamada para el muerto. El espía que surgió del frío. El topo. La gente de Smiley. Ediciones Bruguera. Seix Barral. Argos Vergara en librerías de viejo en internet y actualmente reeditadas por Debolsillo.