CMM ¿servicio público?
El debate es tan recurrente como la llegada del otoño. No hay remedio. En cuanto aparecen los presupuestos en el horizonte político regional, la partida dedicada a la radio y televisión pública se convierte en uno de esos temas aparentemente antagónicos entre los dos principales partidos. Y dice uno aparentemente, porque la verdad es que por mucho que aparezcan cada año con un discurso situado en las antípodas ideológicas, en la práctica, unos y otros han demostrado con creces cuando han gobernado que en lo de los medios públicos controlados por los políticos del turno coinciden en el modelo. Ni PSOE, ni PP, renunciarán, por mucho que en sus programas aparezcan matizadas sus posiciones a un modelo que en lo básico refuerza unos medios públicos pagados por todos y puestos al servicio del gobierno de turno.
Nadie y en primer lugar en PP, que aparentemente defiende la iniciativa privada en los medios y la reducción del sector público a la mínima expresión, ha sido capaz de renunciar a perpetuar la situación cuando ha tenido la oportunidad de hacerlo. El principal argumento para no liquidar o privatizar la radio y televisión en los tiempos de ajuste del PP, y cuando el viento soplaba a su favor, fue el mantenimiento de los cientos de puestos de trabajo, creados a golpe de impuestos. En realidad, otros sectores básicos, como la Educación y la Sanidad sufrieron una reconversión y un ajuste mucho más profundo y el PP de Cospedal lo asumió como el precio a pagar por un saneamiento de las finanzas regionales que entonces era una cuestión vital, mientras miraba para otro lado, o incluso reforzaba el mantenimiento de los medios de comunicación público bajo el argumento del “servicio público”; un argumento más que discutible.
Ahora vuelve la falsa polémica anual de los socialdemócratas de izquierda enfrentados supuestamente contra los socialdemócratas de derecha, para llegar a los mismos resultados de siempre: básicamente el grueso del presupuesto de Castilla-La Mancha Media saldrá del bolsillo de los ciudadanos vía impuestos, y luego todo lo demás que se adhiere a esa teta vendrá acompañado de las dosis consabidas de contrataciones exteriores, producciones externas y pagos a figuras mediáticas para mantener a la audiencia.
Nada tiene uno en contra de programas como el que cada tarde conduce el simpático Ramón García intentando emparejar a nuestros mayores y que se ha convertido en el gran mantenedor de los índices de audiencia de CMM. Cada uno liga como puede o como quiere, pero es significativo que programas de ese tipo sean los que mantienen la audiencia y justifican el supuesto carácter de servicio público y su mantenimiento con los dineros de todos. Eso sí, dicen los “shares” que en Castilla-La Mancha, al menos durante ese tiempo de la tarde, la gente ve a Ramón García, sus jamones y sus ligones veteranos y ha dejado de ver Cuatro y la Sexta. Sólo por ese logro uno también está empezando a pensar que de verdad lo de Ramón García es un “servicio público” que justifica la teta que le toca del presupuesto.